El miércoles, con 20 votos a favor, tres en contra y dos abstenciones, el Congreso local de Querétaro aprobó el matrimonio igualitario. Se trata de una de los avances más significativos de la entidad en materia de protección y reconocimiento de los derechos de los grupos vulnerables. ¿Qué análisis de puede presentar al respecto?
En el año en curso han aparecido muchas noticias de gran relevancia para el país. Una de ellas se suscitó hace unas semanas cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional sancionar penalmente a las mujeres que recurran a la interrupción voluntaria del embarazo. Sin duda ha sido uno de los triunfos más trascendentales, no sólo del año, sino de lo que va del siglo XXI.
Pero otra noticia valiosa es la aprobación del matrimonio igualitario en Querétaro. Es un triunfo enorme que coloca al estado en el grupo de 24 entidades que han legislado en favor del tema. Esto significa que con las aprobaciones en Congresos locales del país en las últimas semanas, son tres cuartas partes del total de entidades federativas las que apoyan el matrimonio igualitario, dejando a ese grupo restante de ocho estados con la presión para que la propuesta avance sustantivamente en la agenda política.
Ciertamente es de sorprenderse que un Congreso local con mayoría panista haya aprobado el matrimonio igualitario. Y la razón es porque ha sido evidente, sobre todo en los últimos años, que este y otros temas, como el aborto, la legalización de la marihuana, etc., son conversaciones que al panismo se le complica mucho revisar con una amplia perspectiva, a tal grado de negar, posponer, archivar las iniciativas que traten esos diálogos.
Por eso también sorprende que, a pesar de que la mayoría de los legisladores en el Congreso local de Querétaro sean blanquiazules, la iniciativa del matrimonio igualitario haya generado tanto respaldo panista, pero independientemente de eso se reconoce el apoyo que se manifestó con el voto aprobatorio a la propuesta en turno que legisladores morenistas habían efectuado tiempo atrás.
No obstante, a pesar de lo anterior, la aprobación no fue unánime, puesto que un quinto del total de legisladores votó en contra o se abstuvo. De algunos ya sabíamos que por nada del mundo apoyarían esta propuesta progresista, pero de igual forma sus nombres ya quedaron en la memoria de la sociedad para futuros eventos.
No hay que perder de vista que el matrimonio igualitario es un derecho por el que muchos hombres y mujeres activistas, académicos y políticos han luchado hasta el cansancio y aún más, atravesando en varias ocasiones por peripecias, discriminación y desestimación de la causa. Su labor ha sido recompensada con un logro progresista que impactará para bien a la sociedad al avanzar en la libertad.
Es este grupo quien tiene la total gratitud de la comunidad LGBT+, pero también debe tener la del resto de la sociedad, puesto que un logro de la naturaleza del que estamos hablando acerca a la sociedad a un punto de equidad que nos permite comprender e incentivar la solidaridad, convicción y apoyo mutuo que cada integrante debe mantener entre sí para coexistir libre y armoniosamente. Aplausos para quienes dedicaron su tiempo, esfuerzo y trabajo por hacer posible este escenario.
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