El Quinto Informe de Gobierno siguió bien el guión del viejo régimen político, aunque ahora el titular del Poder Ejecutivo se encerró en un centro de convenciones de Campeche para dirigir su mensaje a la nación. No faltó el triunfalismo de antaño pero ahora aderezado con chistes locales, anécdotas y tronados aplausos al Señor Presidente.
En materia educativa, vimos lo de siempre. Rápidas y alabanceras menciones a los programas que esta administración ha emprendido como Jóvenes Construyendo el Futuro, el de becas, La Escuela es Nuestra, el de las Universidades Benito Juárez, el “nuevo” enfoque del Conahcyt de la 4T, y el cambio en los contenidos de los libros de texto gratuitos.
Al verificar si algunas metas que el gobierno propuso se cumplieron o no, constatamos que, por ejemplo, la meta para 2022 en materia de cobertura en educación media superior no se alcanzó. En lugar de que 87 de cada 100 jóvenes de entre 15 y 17 años cursara el bachillerato, el Quinto Informe reporta que lo hicieron 80 muchachos y muchachas, es decir, siete puntos por debajo de lo que planearon. Habrá que esperar ahora los datos de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) para constatar si este porcentaje coincide o no. ¿Ven por qué es importante tener una agencia de evaluación independiente?
Como buen representante del viejo régimen, AMLO no tuvo la capacidad de reconocer que aunque su gobierno estableció la obligatoriedad de la educación superior, la meta de cobertura para 2022 para este nivel quedó tres puntos por debajo de lo planeado (46 y 43%, respectivamente). Como se cree el presidente “más atacado de la historia”, mucho menos iba a decir que la exclusión en la universidad se mantuvo en 8% de 2018 y 2022. Lo que sí resaltó en cambio fue que ahora se entregan 12 millones de becas a estudiantes de “familias pobres” desde preescolar hasta posgrado con una inversión de 84 mil millones de pesos.
Pero AMLO sí ha inaugurado una “nueva” narrativa de política educativa que hay que analizar y combatir. Es capaz de presentar las cosas más regresivas para la educación y para la democracia con un discurso de supuesta justicia, rectitud y de “izquierda”. Esto es lo que el profesor Mauricio Dussauge del CIDE ha definido como el “double speak populism”. Fue muy llamativo que al mencionar los cambios en los libros de texto gratuitos y que dos gobiernos (Coahuila y Chihuahua) se ampararon para no distribuirlos, el titular del Poder Ejecutivo introdujo en el informe un duro mensaje contra el Poder Judicial debido a que un ministro respaldó el amparo.
Al oficialismo de Campeche le siguió la instalación del Congreso General en San Lázaro, donde la senadora Xóchitl Gálvez fijó su posicionamiento y cuestionó fuertemente al gobierno de AMLO por sus incumplimientos y errores en materia de seguridad y salud públicas, principalmente. Gálvez lidera ya a un sector amplio de oposición. Habrá ahora que trabajar para desmontar la retórica populista, desenmascarla para poder hacer propuestas educativas viables, efectivas, imaginativas y ahora sí, justas para todas y todos.