El Partido Acción Nacional (PAN) no solamente ya perdió casi todas sus posiciones políticas. Malgastó su honorabilidad, su credibilidad y el prestigio que tenía como opositor histórico, a ese PRI totalitario, corrupto y autócrata.
Maquío Clouthier, Pancho Barrio, Luis H. Álvarez son extraordinarios ejemplos de esos valientes opositores perseguidos por el régimen.
En 1946 el PAN ganó su primera alcaldía con Manuel Torres Serranía, en Quiroga, Michoacán. 43 años después, en 1989 Ernesto Ruffo Appel en Baja California, se convirtió en el primer gobernador opositor.
Hoy el PAN casi perdió todo. Es minoría en los 32 congresos estatales del país y en las cámaras federales. Vive una de sus peores crisis. Es (penosamente) la tercera minoría.
En los últimos 10 años, perdió ocho gubernaturas. Hoy sólo gobierna Chihuahua, Querétaro, Aguascalientes y Guanajuato. El PAN se volvió soberbio. Prefirió elegir a sus candidatos por dedazo y eliminó las contiendas internas que eran un ejercicio democrático; pleno de libertad.
En 2015 llegó Ricardo Anaya a su presidencia, atropellando a Gustavo Madero y los ideales de muchos e inició una de las etapas más dramáticas y perdedoras, del panismo.
Marko Cortés, el anayista que pidió Notarías a cambio de candidaturas, consumó el rotundo fracaso, sin vergüenza y con descaro. Se alió con impresentables como el priista Alito Moreno o los traicioneros Yunes de Veracruz, y ayer lloró su condena frente el país.
¿Quién votaría hoy por panistas así?
En esta tragedia nacional (para los ciudadanos opositores), hay muy pocos panismos, con (alguna) esperanza de salvación. Uno de ellos, el de Querétaro. La gestión de Leonor Mejía Barraza fue sumamente gris. No tuvo ni liderazgo, ni empatía con todas las tribus. Mucho menos fue capaz de defender al gobernador Mauricio Kuri cuando la oposición morenista mentía y reclamaba una absurda y mentirosa privatización del agua, o un gasto falso ejecutado en 5 de Febrero.
Mantener la burbuja de gobiernos opositores al oficialismo en Querétaro es aún posible; pero urge un cambio radical de timón.
Martín Arango García, un abogado egresado de la UAQ, que llegó a pegar calcomanías en las esquinas en las campañas del PAN a los 18 años (junto con el mismo Felifer Macías y Toño Rangel), tiene todo el apoyo para convertirse en el nuevo líder del PAN queretano.
Hoy es secretario de Gobierno con Luis Nava y fue subsecretario con Guadalupe Murguía. Martín esta semana salió a precisar logros de Kuri en 2 programas de EXA 95.5FM. La señal de ser vocer, lo pone hasta adelante y por encima de Enrique Sosa (el estridente y fugaz diputado) que mentó madres a los morenistas en la Cámara de Diputados.
Ayer se publicó la convocatoria oficial y Arango pedirá en los siguientes días su “Solicitud de Intención de Registro”. Tendrá que reunir mil 115 firmas para registrarse a finales de septiembre. En octubre hacer campaña y el 11 de noviembre enfrentar la elección interna.
Campaña… que no habría.
Sería el candidato de unidad. Todas las señales lo ponen tratando de darle una refrescada a un PAN que necesita una gran sacudida. Y él es muy capaz.