Si no hay un cambio generacional de las dirigencias de los partidos. Si no hay cuadros nuevos. Si no hay nuevas ideas, los marrulleros presidentes de los partidos políticos se seguirán engullendo a cualquier candidato. Bueno, malo o regular. No hay futuro.

El PRI, el PAN y MC no ocupan un cambio de dirigente, ocupan una limpia. Una guadaña que corte las mañas y a los mañosos, beneficiados por décadas con los privilegios de un presupuesto, que los mantiene; y curules (plurinominales) que les dan poder.

En 2024 el presupuesto que recibieron todos los partidos políticos en México creció 53%, comparado con el año anterior. Con el dinero de los impuestos de todos los mexicanos el PRI metió a su caja mil 866 millones de pesos (mdp). El PAN mil 904 mdp, Movimiento Ciudadano mil 017 mdp y el PRD 751 mdp.

Ese bloque opositor (sin MC) tuvo 4 mil 221 millones para operar e irse a la elección contra Morena (3 mil 159 mdp), el Verde (893 mdp) y el PT (719 mdp). El círculo es, vergonzosamente virtuoso. Los innombrables dirigentes, tienen muchos recursos, y mucho poder.

En la alianza escogieron maliciosamente a sus candidatos. Los pastorearon, les regatearon los recursos. Sólo soltaron, la cuerda necesaria, para amarrar sus componendas.

A quién representaba (francamente) el Frente Amplio por México. Quién se identificó con el “Salvemos México”. La retórica de la oposición al oficialismo fijó una narrativa torpe y hueca. Ilusionismo para los opositores, que desesperados, se engancharon (era lo que había).

Y si, no tenían de otra. La historia de Xóchitl Gálvez no era mala. Su origen indígena; sus sufrimientos y acosos en casa. Su llegada al gabinete de Vicente Fox (escogida por head-hunter), su paso por el Congreso y su triunfo como empresaria.

Una buena historia, mal contada. Le sobraban chispa y ocurrencias, pero le faltó carácter, rumbo y estrategia. Los dirigentes de los partidos (y sus asesores), se la comieron enterita. Debajo de ese huipil, dejaron los puros huesitos.

Para los ciudadanos informados los partidos y la política, son tóxicos y estigmatizantes. ¿Quiere enlodarse, y acabar con su buena fama? Métase a uno, ahora. Si los dirigentes no cambian, los ciudadanos seguirán pensando que la política los apesta.

Hoy la formación de una nueva institución política suena distante. La emoción de los ciudadanos no da para ello, y el camino es largo y tortuoso.

La propia Marea Rosa se marchitó. Un buen esfuerzo de los ciudadanos, pervertido por los dirigentes hoy luce descalabrado, desilusionado y decepcionado. Contra lo que se diga (con candidez) Claudia Shembaun fue una gran candidata. ¡Claro! aprovechó la maquinaria presidencial. Pero antes lo hicieron todos.

Si los dirigentes de los partidos no escuchan esta última llamada de los ciudadanos. Los terminará de hundir la historia, que pervierten.

Imagínese, si alguien quisiera hoy afiliarse al PRI. “Alito” Moreno se enriqueció como gobernador, y por sus pistolas se reeligió. O al PAN, con la tibieza e inoperancia de un Marko Cortés que pidió notarías por apoyo, y que se agandalló una pluri.

Estos dirigentes no pueden heredar el poder a sus incondicionales. Los embarraron de ignominia, y repudio social. Dirá la lápida.

@PedroPabloTR.

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