El Partido Acción Nacional (PAN) fue fundado el 16 de septiembre de 1939. Encabezaba Lázaro Cárdenas del Río un gobierno federal centralista, controlador y autoritario.

Hartos. Un grupo de empresarios conservadores, decidieron convertirse (abiertamente) en opositores. Luchaban por un país democrático, humanista. Con estado de derecho y plena participación ciudadana (subsidiariedad).

En 1946 tuvo su primer diputado federal (Nuevo León). En 1947 ganó su primer municipio (Quiroga, Michoacán). En 1989 su primer gobernador (Baja California) y en 2000 su primer presidente de la República.

Esos panistas andaban a salto de mata. Eran perseguidos y presionados por el poderoso PRI, para dejar de andarle haciendo al demócrata. Les cerraban los negocios, les caía Hacienda o los encarcelaban.

En ese poder, los panistas perdieron todo su espíritu democrático y opositor.

Se acomodaron bien en la silla. Ejercieron el poder, el presupuesto y disfrutaron ampliamente los privilegios. Entre 1992 y 2017, tuvieron 14 gubernaturas.

Vicente Fox Quesada sacó el PRI de Los Pinos en 2000, generando una gran expectativa de cambio; que terminó decepcionando a los millones de mexicanos que le creyeron.

Hoy el nuevo PAN, el de los últimos días, a nivel nacional y local sufre una grave crisis de credibilidad. Los ciudadanos se han alejado de su membresía. Se quedaron los burócratas.

La ausencia de procesos democráticos transparentes. Las decisiones centralizadas y la división de sus tribus hunden al PAN como institución para los ciudadanos. Hay desconexión y desencanto.

Martín Arango García cumple más de 100 días en la dirigencia estatal. Su arranque, aunque generó buenas expectativas, ha sido lento y tortuoso. No es ese conciliador que uniría los grupos. La composición de su equipo es cuestionada. Su comunicación mala. Parece un joven-viejo panista.

Usa la misma narrativa. No rompe paradigmas y aunque es poco tiempo. Hoy no es la opción esperada. Ni en el TikTok. Toda la operación para mantener Querétaro, la trae en la espalda el gobernador Mauricio Kuri. Hace mucho que el partido no le ayuda.

El exgobernador Pancho Domínguez está distante. Roberto Cabrera perdió la autoridad y el rumbo en San Juan del Río (donde apenas ganó por 166 votos). Hay 5 cartas fuertes del PAN en búsqueda de la candidatura en 2027, que están por encima de la poquísima autoridad de Arango.

La responsabilidad de Arango es coadyuvar con un gobierno bien calificado de Mauricio Kuri, para ganar.

Su encargo crucial, construir un PAN unido. No se nota en los hechos.

Menos, si sigue organizando eventos de “cohesión”, donde divide a panistas: En fifis (en las primeras filas) y de segunda, hasta atrás.

Hay que guardar alguna cortesía. Pero todos los demás deben sentarse, donde este vacío cuando llegan. No quitando del lugar, a quienes (votando) les dieron ese puesto.

Arango tiene hoy una responsabilidad histórica. ¿Estará enterado?

Hoy vende PAN frío.

X e Instagram: @PedroPabloTRG

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