En 1997 el empresario panista Francisco Garrido Patrón sacó al PRI de Palacio Municipal. Antes de eso, todo el siglo XX había gobernado la capital a capricho, ese tricolor hegemónico y totalitario.
En esos 90, la capital queretana tenía 536 mil habitantes (el 50% de todo el estado). Gobernarla era la gran ambición de cualquier político. La conocían como “La Joya de la Corona”. Estaba en pleno crecimiento poblacional, industrial y económico. Políticamente, era el trampolín ideal rumbo a la gubernatura.
El PAN se atrincheró ahí 24 años, en dos etapas. 15 a partir de Garrido, y nueve después de Roberto Loyola.
Le siguieron a Garrido: Rolando García (2000-2003); Armando Rivera Castillejos (2003-2006); Manuel González Valle (2006-2009) y Francisco Domínguez (2009-2011).
En 2012 regresó el PRI con Roberto Loyola. Armando Rivera perdió, aplastado por una atroz campaña negra.
Marcos Aguilar Vega venció al priista Manuel Pozo en 2015.
Luis Nava derrotó con apuros a Adolfo Ríos en 2018, y luego en su reelección (2021) a Arturo Maximiliano, por más de 15 mil votos.
En 2024 Felifer Macías pasó por encima del polémico Chema Tapia, por casi 10 puntos. Equivalente a 50 mil sufragios.
Hoy es imposible pensar, que sólo necesitaría el PAN (o cualquiera) ganar en la capital, para conservar la gubernatura en 2027. La mano, ya no se gana con una carta. Hay que tirar póker.
Hoy la “Joya de la Corona” es una Zona Metropolitana basta de progreso y contrastes, que agrupa en un todo a El Marqués, Huimilpan, Querétaro capital y Corregidora.
Ahí viven el 6.5 de cada 10 habitantes que tiene el estado. En esos 4 municipios conurbados, hay más de 1.2 millones de ciudadanos con credencial para votar (INE).
¿Dónde está la clave del triunfo electoral en el 2027? Pues ahí.
No se necesita ni sentido común, para llegar a esa obvia conclusión. Sólo hay que hacer una suma.
El destino pone a esos 4 alcaldes metropolitanos en un camino sin salida.
Ellos y sólo ellos (su trabajo diario, serio y sin descanso. Su transparencia, eficacia y cercanía con los ciudadanos en la calle) serán responsables del triunfo o el fracaso electoral.
Hoy tienen que ser más gerentes solucionando (sin pretextos) problemas grandes o chicos, simples o complejos, añejos o nuevos, que políticos de aparador. La gente quiere que Felifer, Rodrigo, Chepe o Jairo les solucione bien y rápido su petición.
El triunfo está en caminar esos 2 mil 788 kilómetros que encierra una Metrópoli, que tiene un PIB anual de 10 mil millones de dólares y un crecimiento (inversión y generación de empleo) del 6%. Más alto que Japón o Alemania, si fuera país.
El reto es: jugar a póker y respetar que vaya en la candidatura la carta más alta.