El saludo.
Querida “R.”: ¿en qué estás pensando últimamente?, ¿qué te quita el sueño?, ¿cuál es tu plan?, ¿hacia dónde te diriges?
Seguramente a estas alturas ya has notado lo difícil que es prestar atención a una tarea, ignorando las distracciones externas; el ruido, el mundo digital, la sociedad de consumo, el “multitasking”, la violencia en todas sus formas y manifestaciones.
El mensaje.
Para mantenerte enfocada, no basta con que quieras hacerlo; requieres disciplina, pausa, reflexión, claridad para priorizar y no dejarte llevar por las distracciones que ofrece “La Cosa Pública”.
Aun a costa de mi propio oficio, he de decirte que tienes que ir mucho más allá de los discursos y de las narrativas; no te detengas en los símbolos, en los hashtags, ni en las encuestas a modo. ¡Ve más allá! Sólo entonces serás capaz de exigir planes de gobierno realizables, acompañar presupuestos participativos, vigilar acciones transparentes y verificar resultados medibles que te permitan participar activamente en “La Cosa Pública”; y que nos posibiliten, a unos y otros, crecer hoy, pensando en las generaciones del mañana —justo lo contrario a lo que hicieron las generaciones del pasado—.
Mantener el foco implica entender que el pueblo no necesariamente es sabio; que aún estamos lejos de ser un “pueblo politizado” —triste dato revelador: sumó más votos la final de “La Casa de los Famosos”, que Claudia Sheinbaum durante la pasada jornada electoral—; que los políticos no necesariamente son líderes y mucho menos todólogos; que la educación de calidad es necesaria para ser cada día mejores en lo que hacemos; que para que haya especialización, se requiere de especialistas; que, sin una necesaria cultura del mérito, nuestro desarrollo pleno como país es una “quimera”; que sin la pacificación del país, no habrá transformación alguna; que sin el concurso de las ideas y el trabajo de todas y todos —inclusión plena—, no somos ni seremos un solo México.
Sí, hay muchos distractores a tu alrededor: desde mañaneras, encuestas “a mano alzada”, narrativas populistas, fuentes ovejunas, culpas al pasado, “besos en la mano”, “bellacos”, “reality shows”, “políticos influencers”, hasta decapitaciones.
Pero también tienes a tu alcance la “receta” para combatirlos, que es: priorizar; al hacerlo, confirmarás que el verdadero enfoque es un acto de priorización.
Con Steve Jobs, recuerda que “mantenerse enfocado se trata de decir: ‘no’”. Con Daniel Goleman, ten presente que “el éxito es una cuestión de concentración (foco) y de ser capaz de mantener esa atención en el tiempo”. Y con nuestro amigo Antonio Rosenzweig, ten presente que “ahí donde pones tu atención, diriges tu vida”.
La despedida.
Querida “R.”: mantén el foco; haz valer tus “no”, decanta, depura y prioriza para ser la verdadera protagonista de tu vida. Al hacerlo, contribuirás a sanar “La Cosa Pública”.
La firma.
Tu amigo: “El Discursero”.
P.D. En espera de una próxima carta, deshazte del sobre amarillo.