El saludo.

Querida “R.”: ¿cuándo fue la última vez que te sentiste amenazada?, ¿te han hecho recientemente alguna advertencia con el propósito de intimidarte?, ¿te dieron a entender con actos o palabras que algún mal se avecina?

El mensaje.

“La Cosa Pública” nos ha acostumbrado a vivir entre amenazas: desde conflictos bélicos y terrorismo, pasando por los discursos de odio, el populismo —de izquierda o derecha—, las teorías conspirativas y la desinformación.

Pero independientemente de dicha mala costumbre, es muy importante que aprendas a reconocer las amenazas inminentes.

Mucho tiempo antes de su toma de posesión, Donald Trump anunció que, tan pronto tomara su lugar en la oficina oval de la Casa Blanca, comenzaría a firmar órdenes ejecutivas —esas que no requieren la aprobación del Congreso para convertirse en realidad—.

Tras perder semanas dirimiendo si sus amenazas eran reales o simple “blufeo”, la realidad rompió a hablar. Las medidas anunciadas por Trump, tan pronto asumió su segundo mandato presidencial incluyeron, entre otras, la declaración de emergencia nacional en la frontera con México, la designación de los cárteles como organizaciones terroristas y la reinstauración del programa Quédate en México; es decir, cumplió con lo anunciado.

La respuesta del gobierno mexicano se centró en abogar por la soberanía nacional, la cooperación y el respeto entre ambos países, anunciando —como era de esperarse— la implementación de una estrategia de atención y asesoría dirigida a los connacionales en Estados Unidos. Anuncio que se acompañó —ahora sí— de un llamado a la unidad nacional; esa, que han socavado durante los últimos años desde el púlpito presidencial.

De bote pronto, te diría: bien por la postura mexicana de comunicar un sentido de calma —“siempre con la cabeza fría”—; pero muy mal por desatender un sentido de urgencia ante la que amenaza con ser la mayor crisis bilateral de la historia. La inacción suele ser el mayor “caldo de cultivo”.

Por último, pregúntate: ¿qué amenaza es más aterradora? La que representa Trump —con sus primeras órdenes ejecutivas— o la violencia desbordada en nuestro país, con personas asesinadas todos los días, con extorsiones y desapariciones, con un creciente dominio territorial y político por parte del crimen organizado, con una sociedad dividida, con una vida institucional y democrática debilitada, y con una clase política que ha demostrado ser capaz de sabotear su propio país.

La despedida.

Querida “R.”: mantén tu estado de calma, sin perder un sentido de urgencia; reconoce las amenazas inminentes, encuentra áreas de oportunidad, aboga por la unión entre ciudadanos, prepárate y actúa.

La firma.

Tu amigo: “El Discursero”.

P.D. En espera de una próxima carta, deshazte del sobre amarillo.

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