El saludo. Querida “República”: ¿hay espacio para la sensatez en medio de tanta desubicación? La distancia entre los dichos y los hechos cada día crece más, apagando “las luces” del pensamiento asertivo.
El mensaje. “Que empiecen investigando por su país”. Recomendó hace algunos días nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum a Donald Trump, ante el señalamiento de la administración de este último de una “alianza intolerable” entre los narcotraficantes y el gobierno de México.
A todas luces es obvio que el problema corresponde a ambos países y que el gobierno de Estados Unidos debe combatir a las organizaciones criminales que operan y distribuyen la droga en su propio territorio.
Te aconsejo no desubicarte: “nuestros vecinos del norte” son conscientes de ello; como lo son, de que la permisividad en el trasiego de armas de allá para acá es compartida -aduanas incluidas-.
Que el problema sea compartido, como lo ha recordado Sheinbaum durante las últimas semanas, resulta evidente; lo que no es igualmente evidente -o al menos no se ha visibilizado- son los costos diferenciados que dicho problema ha generado en la población de ambos países.
Allá, los narcotraficantes operan y distribuyen. Acá, además de eso, cobran derecho de piso; ponen, quitan y ejecutan candidatos y funcionarios electos; controlan las carreteras y los caminos; secuestran y desaparecen migrantes; desplazan comunidades enteras; controlan la distribución de productos básicos; suplen a las autoridades en muchos municipios y estados del país; en resumen, tienen sumidas a las familias mexicanas en un terror que luce interminable.
Es tiempo de ubicarse en la realidad; de apelar a la sensatez, la serenidad, la templanza y el pensamiento asertivo.
De cerrar filas en todo lo que le convenga a México, por supuesto, pero también de comenzar la defensa de la soberanía en territorio propio, con apego a la verdad por dura que sea.