El saludo.

Querida “República”: hay realidades que superan la ficción; que resultan deshonrosas y vergonzosas, que lastiman y ofenden.

Podríamos comenzar este penoso listado anotando la pobreza extrema y la violencia desbordada, para luego transitar por la indiferencia, el desgobierno y la complicidad. Al escribirlas, notarás que son muchas, y muy variadas las señalas de afrenta en “La Cosa Pública”.

El mesaje.

Sin ética pública, sin “manos limpias” por parte de servidores públicos y ciudadanos, estaremos condenando a nuestro país a la ignominia.

De un buen tiempo para acá, el deshonor y el descrédito han acompañado a la clase política mexicana, sin distingo de colores partidistas.

El gobernador Rubén Rocha Moya es un reciente retrato de ello; la pérdida de respeto hacia su investidura, aparejada con el enojo causado por la crisis de seguridad, alcanzó las calles de Sinaloa esta semana y resonó más allá de ellas.

Las reacciones no se hicieron esperar. El bloque oficialista, al más puro estilo de la casa, salió nuevamente a “cerrar filas” con él; como ya lo habían hecho antes el entonces presidente López Obrador y la entonces candidata Claudia Sheinbaum.

A fin de contener el ánimo social causado por las protestas de la población y desviar la atención pública de su cercanía con uno de los grupos criminales que mantienen sometida y confrontada la región, articularon una defensa que resultó tan estridente como las confesiones oprobiosas vertidas en su momento por el propio Rocha Moya.

De entre las muchas muestras de apoyo —cargadas de complicidad y/o sumisión— destacan las del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, en voz de Ricardo Monreal, quien se refirió al gobernador como un hombre con calidad moral, académico, autor de libros y, sobre todo, congruente con la izquierda de México.

Noroña, desde la de Senadores, secundó: “respaldamos plenamente a nuestro compañero y amigo Rubén Rocha Moya” —incluso aludiendo a la revocación del mandato; proceso que no facilitarán—. Y subiendo el nivel de abyección, el también senador por Morena Enrique Inzunza, y representante de Sinaloa, dijo que Rocha “ha gobernado de manera fidedigna con los principios de nuestro movimiento, con dignidad y honradez, atacando sin cortapisas la corrupción ahí donde la ha habido”.

Para rubricar esta perorata, qué mejor que el propio Rocha Moya, quien minimizó las voces que exigieron su salida señalando que “el pueblo no es alguien que grita”.

Pregúntate: ¿alguien cerrará filas con la población y con sus justos reclamos?

La despedida.

Querida “R.”: mantén tu honor y tu buen nombre, como tu mayor tesoro y como tu más valioso legado; y mantente lejos, muy lejos, de la ignominia que salpica “La Cosa Pública”.

La firma.

Tu amigo: “El Discursero”.

P.D. En espera de una próxima carta, deshazte del sobre amarillo.

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