El saludo. Querida “R.”: para reflexionar debes tomarte tu tiempo, ocuparte en pensar atenta y detenidamente sobre un objeto, asunto o cuestión. Hacerlo en el mundo que vivimos no es fácil, porque “vive de prisa”: afirma, habla mucho y grita; pero escucha y reflexiona muy poco. Tal como ocurre con “La Cosa Pública”.

El mensaje. “Es momento de entrar en un periodo de reflexión profunda”. ¿Cuántas veces has escuchado esta frase -o alguna similar- al término de un proceso electoral? ¿Y cuántas veces el emisor de dicha sentencia fue un militante o dirigente partidista?

Como si se tratara de una fórmula preestablecida -algo parecido a un “manual de supervivencia”- los políticos acuden a “lugares comunes” como este al término de cada elección; más aún tras haber sufrido un descalabro estrepitoso.

Soberbia, falta de humildad y cercanía resumen las reflexiones enunciadas con ligereza cada tres o seis años, a fuerza de mantener el estatus de “cuates y cuotas”.

Lo cierto es que sus supuestas reflexiones no lo son; orbitan en la intrascendencia; navegan en la indefinición; ocultan los números de su fracaso; no apuntan a la responsabilidad de la deficiente selección de perfiles; no transitan a la reformulación de estatutos; huyen y rehúyen a la autocrítica; omiten cualquier atisbo de “renuncia” o “paso al costado”, anteponiendo aspiraciones preconcebidas -Cortés, Alito, Zambrano dixit-.

De pronto, esta clase de “dirigentes” “olvidan” que dirigir es el acto de conducir a sus institutos políticos, coaliciones u organizaciones -personas- a fines, objetivos y metas puntuales y medibles. En vez de ello, se asumen como administradores de victorias -propias- y derrotas -ajenas-, contando con la pasividad y complacencia de un gran número de acomodaticios militantes.

Ante la necesidad de reflexiones profundas en “La Cosa Pública”: ¿quién levanta la mano?, ¿quién diagnostica la realidad con objetividad?, ¿quién reflexiona antes de hablar?, ¿quién provoca una reflexión crítica?, ¿quién rompe la hipnosis?

Es cierto que la elección de nuestros gobernantes debe ser consecuencia de una reflexión profunda. Concediendo que ese haya sido el caso de la elección inmediata anterior, ¿qué sigue?

A quienes representan a las minorías del momento les corresponde dar paso a la aceptación, al entendimiento, a la resistencia con causa y a la renovación total que les permita ser opción para la gente. A quienes representan a las mayorás del momento les corresponde dar paso a la mesura, al equilibrio y la concordia con causa, para tomar buenas decisiones; es recomendable que escuchen a Mark Twain: “cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar”. A unos y otros nos corresponde convivir, cerrándole el paso a la manipulación, dando paso al “nosotros” y haciendo posible la reflexión en sentido pleno.

La despedida. Querida “R.”: tus primeras reflexiones ya te permiten comprender que “La Cosa Pública” necesita tu ciudadanía activa. Al ejercerla, confirmarás que tu experiencia se alimenta de dos “sopas” y un “condimento”: la de “lo vivido” y la de “lo reflexionado”, sazonadas con una buena dosis de humildad.

La firma. Tu amigo: “El Discursero”. PD. En espera de una próxima carta, deshazte del sobre amarillo.

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