El saludo
Querida “R.”: como lo has venido aprendiendo con el paso de los años, tu vida está llena de cambios y decisiones difíciles en cada una de sus etapas. Lo mismo sucede con “La Cosa Pública” donde, semana tras semana, se toman decisiones en medio de la tempestad, la adversidad, los cálculos políticos y la incertidumbre.
En ambos casos, tanto en tu vida como en la de “La Cosa Pública”, se revela un factor fundamental que una gran mayoría teme y otro tanto evade: la renuncia.
El mensaje
Renunciar a algo importante es una de las decisiones más desafiantes, pero también uno de los momentos de mayor aprendizaje en la vida de las personas.
Detener lo iniciado, interrumpir un proceso, dejar atrás, abandonar, “cortar” o “cortar de tajo” son expresiones comunes que revelan el sentido más básico de la renuncia.
Las personas renunciamos al trabajo, a las condiciones, a los sistemas de pensamiento, a los estilos de vida, a nuestras propias opiniones y también a otras personas.
Al hacerlo, damos un “salto al vacío”, porque propiamente damos paso a lo desconocido, a lo inesperado. Pero dicho salto, cuando la renuncia es resultado de nuestra propia interiorización, se vuelve esencial en nuestra evolución.
Esta misma semana fuimos testigos de dos renuncias importantes en el espectro de “La Cosa Pública”.
Desde el despacho oval de la Casa Blanca, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dio un discurso a la nación respecto a su renuncia a la candidatura presidencial; decisión que ningún aspirante presidencial había tomado tan cerca de las elecciones -escasos tres meses-. Dijo hacerlo para salvar la democracia estadounidense; convencido, a sus 81 años, que “es momento de dejar que se escuchen nuevas voces, voces más jóvenes”.
En lo local, el Fiscal General del Estado de Querétaro, Alejandro Echeverría, hizo del conocimiento de la Oficialía de Partes del Congreso su intención de renuncia al cargo que ostentaba desde el 2016, en medio de un ambiente convulso.
Decisiones importantes y decisiones difíciles que de una u otra manera resentimos, que nos afectan de diversas maneras, que cambian rumbos y panoramas; que respetamos, que criticamos, que juzgamos, que leemos e interpretamos a la distancia. Pero que, en el mejor de los casos, deben llevarnos a reflexionar sobre el valor de la renuncia en nuestras vidas.
¿Cuál ha sido la renuncia más importante de tu vida?, ¿cuál fue tu punto de inflexión?, ¿cuáles son tus motivos para seguir ahí?, ¿por qué te resistes a cambiar radicalmente?, ¿estás listo para tu próxima renuncia? Tenemos que hacernos preguntas como estas para sacudirnos internamente, para salir de nuestra zona de confort y revalorar el sentido de la renuncia en nuestras vidas.
La despedida
Querida “R.”: tus renuncias conscientes no te facilitarán la vida, la comprometerán más. Cuestiónate, elígete y renuncia las veces que sea necesario. Ya lo decía Shakespeare: “en nuestros locos intentos, renunciamos a lo que somos por lo que esperamos ser”.
La firma
Tu amigo: “El Discursero”.
P.D. En espera de una próxima carta, deshazte del sobre amarillo.