Dos hechos sociales y políticos sucedieron recientemente en el estado de Querétaro e invitan a la deliberación, a saber: 1) el uso de la fuerza pública para desalojar a comerciantes ambulantes indígenas del Centro Histórico del municipio de Querétaro; y 2) las contradicciones en el seno del grupo parlamentario de Morena permitieron el albazo del grupo parlamentario del PAN para agenciarse de las comisiones más importantes del Poder Legislativo.
Veamos el primer caso. El pasado 25 de octubre la policía municipal usó la fuerza para desalojar a comerciantes indígenas, primordialmente mujeres. Sin duda, el hecho subido a redes sociales se volvió viral. La confrontación de argumentos hasta ahora continúa. La mayoría de las expresiones en redes está en contra de la acción violenta, sin embargo, a contrapelo está la declaración de la autoridad la cual sostiene que todo ocurrió porque el diálogo se agotó, solo quedó el recurso legítimo de la fuerza pública.
Claro está que dicha autoridad goza de legitimidad política para ejercer el poder como desee, al fin ganó en las urnas. Desde luego así es… aunque en casos como el descrito siempre es importante recurrir a la categoría del “estilo personal de gobernar”.
En este sentido, la atención se centra en el cómo la autoridad en cuestión ejerce el poder a partir de la toma de decisiones de un líder capaz de responder ante cualquier interpelación. Entonces pues, podemos sostener lo siguiente. Primero, comprender los procesos políticos que vive el país, Morena detenta el poder del Estado y éste está en contra del uso del aparato represivo contra cualquier ciudadano.
Muy a pesar de ser oposición el gobierno municipal debió pensar detenidamente en la coyuntura imperante en México, ya no tienen los controles políticos de antaño.
En segundo lugar, para el ejercicio del poder se exige edificar la legitimidad a través de un diálogo inagotable, incansable máxime si el fantasma de Morena a nivel nacional sigue sumando regiones de México y ensanchando sus bases sociales. En rigor, la noción y el desempeño del poder político moderno estriba en saber COMUNICARSE con todos los ciudadanos del municipio ya que si el poder recurre a la fuerza pública FRACASA.
El fracaso ya se impuso, por lo tanto, sería importante corregir el estilo personal de gobernar a partir de la creatividad y la imaginación política con el objeto de remontar la adversidad. La comunicación es un complejo de oferta de oportunidades y un complejo de posibilidades a elegir por los ciudadanos debido a esta presunción la política es un arte, no el garrote en la mano.
Por último, la cuestión de Morena en Querétaro es que actúa sin identidad política y sin ser capaz de comunicarse en forma certera y justa con los ciudadanos. Morena se encuentra a sí misma entre la confusión, la incertidumbre y plagada de ilimitados intereses, parece una corporación ofertando franquicias a quienes no tienen principios ni ideales.
Lamentablemente, los diputados morenistas son resultado del fenómeno de las concesiones y, por esta razón, fueron sorprendidos por las deslealtades, estigmatizando como traidores a aquellos diputados que votaron a favor de entregar las comisiones más importantes a la oposición panista. En Morena nadie es inocente…