El año 2024, recién concluido, la historia lo recordará como el de la prevalencia de la cultura del odio desde donde se libraron las confrontaciones ideológicas más feroces entre los personajes de la vida política de nuestro país. Intercambio de vituperios, descalificaciones y agresiones, las más de las veces de tipo personal, mostraron tan solo la animadversión de clase. En consecuencia, dicho trastorno dio pie a un vacío de ideas en detrimento del debate y surgimiento de nuevos argumentos. Se esfumó la posibilidad de privilegiar el diálogo respetuoso. El antagonismo doctrinario rebasó sus límites y los riesgos están a la vista… la violencia social.
En el escenario de la prevalencia del odio al otro, es decir, la aversión al que no piensa como yo y/o es diferente a mí, se convierte en el caldo de cultivo del odio pasional, vale decir psicopatológico. En este ambiente tóxico, la clase política renunció al diálogo creativo. La política como actividad se mueve, hoy por hoy, en arenas movedizas. Y, por si algo faltaba, los medios convencionales se dedicaron a alentar el odio, incluso tomando partido. Si la clase política se olvidó de la política como actividad, los medios de masas convencionales se olvidaron de cumplir con los cánones mínimos del periodismo objetivo. Asimismo, la corriente alternativa de comunicación conocida como youtubers se ubica bajo el mismo riesgo.
En ese sentido, recién corre la información de que la transnacional Meta Platforms, donde se anida Facebook, ha confirmado la NO más censura a toda la circulación de comunicaciones, noticas y reportajes. No más cierres de cuentas o llamadas de atención. El libertinaje detonará aún más las llamadas “fake news”, la información falsa. A este suceso, se suma X, antes Twitter. Mark Zuckenberg (Facebook) y Elon Musk (X) se adhieren al proyecto gubernamental de Donald Trump, presidente electo de los Estado Unidos de América (EUA), el cual tiene la apetencia de reavivar el imperialismo en crisis. El objetivo de dicha alianza es trasladar la lucha política al mundo digital para obstaculizar, trabar y manipular a la población mundial a fin de inhibir las movilizaciones sociales y políticas de campo.
A contracorriente, hoy más que nunca, ante la afrenta global, México y Querétaro necesitan una nueva intelectualidad apta para otorgar alternativas de dirección cultural y moral a la sociedad civil. Esta nueva inteligencia debe ser competente para mantener la mirada en la población en general y pensar en nuevas formas de convivencia social frente a los riesgos de la anomia y la violencia estructural. Fortalecer los ámbitos de la cultura y la moral con la guía responsable de intelectuales comprometidos con la paz y el orden social. Las ideas creativas son más importantes que nunca frente a un futuro incierto. El ámbito de la política se encuentra, en estos momentos, en estado de postración, por lo tanto, en la coyuntura actual, la cultura y la moral son los ámbitos más dinámicos de la sociedad en su conjunto. Por esa razón, las instituciones interpeladas para dar a luz a esa nueva intelectualidad son las instituciones dedicadas al estudio y a la investigación de las más expresiones sociales.
Conocer el humor social de las regiones es vital para contener la contaminación de las luchas políticas digitales de las élites de poder mundial. La acción intelectual toma mayor sentido si se suma la acción política a pesar de la fragilidad de esta última.