Querido lector, en esta ocasión, y dado que las circunstancias lo ameritan, quiero compartir mis pensamientos sobre la elección del 2 de junio, con la esperanza de que podamos analizar juntos lo sucedido el domingo.
La Burbuja. El 2 de junio, México se enfrentó a una cruda verdad que ha sacudido a muchos de sus ciudadanos. La ilusión de una oposición fuerte y coherente estalló como una burbuja, revelando la realidad subyacente. En una nación donde el clasismo impera, donde el esfuerzo a menudo no se traduce en éxito y donde los privilegios de unos pocos alimentan la frustración de muchos, los resultados electorales no pueden ser ignorados. Los golpes de realidad que da la democracia evidencian muchas cosas que vale la pena analizar. Uno de los mayores males que puede enfrentar una democracia es no tener una oposición efectiva y autocrítica. En la efervescencia política actual, es fácil caer en teorías de conspiración sin reconocer a esa mayoría silenciosa que no solo votó el 2 de junio sino que sólo escuchó el ruido desmedido de una enorme burbuja que venía inflando la oposición y que explotó sobre ellos el domingo.
La Negación: Un Refugio Peligroso. Algunos prefieren sumirse en teorías de conspiración, alegando un megafraude electoral, la masiva distribución de dinero mediante programas sociales o la intervención descarada del presidente en favor de su candidata. Sin embargo, las cifras no mienten: 35 millones de votos, representando al 60% del electorado, y una ventaja de 31 puntos porcentuales. Un resultado tan aplastante no se logra únicamente con ayuda gubernamental. Este triunfo refleja un apoyo transversal, abarcando a ciudadanos de todos los estratos sociales. Ignorar esta realidad es vivir en una fantasía política.
La Crisis de la Oposición. Más allá de la inequidad o de la intervención del presidente, el problema central de México es la ausencia de una oposición efectiva y creíble. Una autoproclamada sociedad civil liderada por un frustrado “Señor X” y unos líderes políticos de la oposición sin escrúpulos, que intercambian notarías y aseguran sus sillas por seis años más, no representa una alternativa viable. Esta falta de integridad y renovación es el verdadero mal que enfrenta nuestro país.
El Golpe de Realidad. La elección de Claudia Sheinbaum fue respaldada por una amplia base que incluye a la clase media, la clase alta, los pobres, los ricos, con o sin educación, del norte, del sur y del centro del país. Este apoyo diverso muestra que no fue sólo una victoria electoral, sino un rechazo rotundo a la narrativa vacía y a la desconexión de la oposición con las necesidades reales de la nación.
Esta mayoría silenciosa ha dejado claro que no se emocionan con un futuro liderado por los mismos políticos del pasado, políticos sin resultados que sólo crean hombres de paja y que no abren los partidos políticos a los ciudadanos, que se perpetúan en sus cargos y que, en su ambición y falta de visión, han perdido contacto con la realidad del país.