Hoy, México conmemora el 108º aniversario de la promulgación de su Constitución de 1917, un documento que ha sido pilar fundamental en la construcción del Estado moderno y en la definición de nuestros derechos y obligaciones como ciudadanos. Este año, la ceremonia adquiere una relevancia histórica al ser presidida, por primera vez, por una mujer: la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

El día de ayer la Presidenta, en conferencia matutina, anunció que no extendió invitaciones a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para la ceremonia. Esta decisión, sin precedentes en la historia reciente de México, ha generado debates sobre la separación de poderes y la salud de la democracia en el país.

La exclusión de los ministros de la SCJN se produce en un contexto de tensiones entre el Ejecutivo y el Poder Judicial. La presidenta ha argumentado que esta decisión responde a una falta de respeto mutuo entre los poderes. Este distanciamiento se suma a una serie de reformas impulsadas por la actual administración que han generado controversia, además, se avecinan elecciones de jueces y magistrados, fruto de las recientes reformas constitucionales, lo que añade una capa adicional de complejidad al panorama político y judicial del país.

Es esencial recordar que, en una democracia, la Constitución es la norma suprema que rige por encima de los poderes y de las personas. La conmemoración de su promulgación debería ser un espacio de unidad y reflexión sobre los valores fundamentales que sustentan la nación. La ausencia de representantes del Poder Judicial en esta ceremonia envía señales preocupantes sobre la cohesión y el equilibrio entre los poderes del Estado.

Prestemos atención a los mensajes y discursos que se emitan durante la ceremonia. Las palabras de la Presidenta y de otros oradores ofrecerán indicios sobre la dirección en la que se encamina la relación entre los poderes y el respeto a la Constitución. En eventos de tal relevancia, los detalles son fundamentales, y cada gesto o declaración puede tener implicaciones significativas para el futuro político y social de México.

El aniversario de la Constitución de 1917 es un recordatorio del pacto social que ha dado forma al México moderno. Nacida de la Revolución Mexicana, esta carta magna consolidó los ideales de justicia social que aún hoy definen la identidad del país. Fue la primera constitución en el mundo en reconocer derechos sociales, convirtiéndose en una referencia para otras naciones. Desde entonces, ha reflejado tanto las tensiones, como las aspiraciones de cada generación, en un equilibrio constante entre estabilidad institucional y necesidad de cambio.

La historia de la Constitución mexicana es una historia de adaptación y resiliencia, reflejando las transformaciones de más de un siglo. En este aniversario de su promulgación debemos mantenernos vigilantes y críticos ante las dinámicas políticas que puedan amenazar los principios democráticos y el equilibrio de poderes que la Constitución busca garantizar.

@RubenGaliciaB

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