Estamos a menos de 15 días de iniciar un nuevo sexenio encabezado por la primera mujer presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Como en cada transición de gobierno, las expectativas económicas están en su punto máximo. Los mercados, los inversionistas y la ciudadanía en general se preparan para evaluar las primeras señales de la nueva administración, conscientes de que las decisiones económicas que se tomen en los primeros días y meses tendrán una repercusión en la estabilidad y el crecimiento del país.
Históricamente, los cambios de gobierno en México han estado acompañados de una mezcla de incertidumbre y expectativa en el ámbito económico. En los sexenios de Ernesto Zedillo y Felipe Calderón, por ejemplo, las crisis financieras marcaron los primeros meses de sus administraciones, condicionando sus políticas fiscales y monetarias.
Con el arranque del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, el enfoque estuvo marcado por la promesa de una política de austeridad y combate a la corrupción. Sin embargo, la llegada del Covid-19 transformó el panorama económico global y obligó a la administración a redefinir prioridades, con un impacto considerable en las proyecciones económicas iniciales. Aunque el manejo de la crisis fue motivo de amplio debate, los efectos de la pandemia, sumados a las decisiones económicas de los primeros años, influyeron de forma decisiva en el legado económico de su administración.
En el caso de Claudia Sheinbaum, nos enfrentamos a un contexto global y nacional lleno de desafíos. Entre los temas políticos que tendrán un impacto directo en la economía se encuentran: la aprobación de la militarización de la Guardia Nacional, que podría influir en la percepción internacional sobre la estabilidad y el respeto a los derechos humanos en México; la creación del Fondo de Pensiones del Bienestar, cuyo financiamiento e impacto fiscal han sido objeto de debate. Recordemos que México tiene una larga historia de déficits presupuestarios, por lo que cualquier expansión del gasto social deberá estar acompañada de un manejo fiscal responsable para evitar problemas de endeudamiento y garantizar la sostenibilidad a largo plazo.
Si a lo anterior le sumamos las elecciones presidenciales en Estados Unidos y la implementación de las leyes secundarias para la reforma al Poder Judicial, el panorama económico y político se vuelve aún más incierto.
A partir del primero de octubre, la economía mexicana enfrentará un periodo de alta expectativa y escrutinio, la manera en que Claudia Sheinbaum y su equipo aborden los temas antes mencionados tendrá un impacto directo en la confianza de los mercados y en la percepción internacional sobre la estabilidad y viabilidad de México como destino de inversión. El nuevo gobierno necesitará mostrar un equilibrio entre atender las demandas sociales y mantener un manejo fiscal responsable, mientras construye un marco económico que asegure el crecimiento y la prosperidad del país a largo plazo. Los próximos días serán clave para el futuro de la economía mexicana.
@RubenGaliciaB