En el debate sobre la cultura y su gestión desde el gobierno y la administración pública, es común encontrarse con ideas falsas que distorsionan la percepción de lo que significa liderar una dependencia cultural. Existe la noción de que para dirigir instituciones culturales es necesario ser un artista profesional o tener una carrera dedicada exclusivamente a alguna disciplina artística. Este enfoque, aunque comprensible, es limitante y pierde de vista una verdad fundamental que el Dr. Esteban Krotz, profesor de la UNAM, aborda en su famoso texto: “Cinco ideas falsas sobre la cultura”.

El Profesor Kortz, inicia su ensayo recordándonos que desde la visión antropológica todos los seres humanos, por definición, tenemos cultura. Esto significa que la cultura no es exclusiva de quienes practican el arte, sino que es un rasgo inherente a la vida humana. La cultura es mucho más que las expresiones artísticas; es el conjunto de valores, creencias y prácticas que nos definen como sociedad. Desde esta perspectiva, limitar la idoneidad de un perfil para liderar una institución cultural únicamente a su relación con las artes es un error. Es fundamental reconocer que la gestión cultural, como cualquier otra área de la administración pública, requiere principalmente de perfiles con una visión amplia, capacidad de gestión, y habilidades para el diálogo y la vinculación.

La cultura y la política cultural enfrentan desafíos enormes y complejos. Desde la asignación de recursos y la gestión de espacios públicos hasta la atención a la diversidad de comunidades y disciplinas, las decisiones en este ámbito tienen un impacto directo en el tejido social.

Otra falacia común que menciona el Dr. Kortz es la idea de que la existencia de la cultura depende del Estado. Si bien las instituciones culturales tienen un papel fundamental en la promoción y preservación del patrimonio, la creación y reproducción cultural es mucho más amplia y trasciende el ámbito estatal. Las expresiones culturales nacen y se desarrollan en el seno de las comunidades, y es responsabilidad de quienes lideran las políticas culturales facilitar y potenciar estos procesos, no controlarlos ni limitarlos.

La administración pública, en especial en el ámbito cultural, requiere perfiles diversos y multidisciplinarios que aporten desde sus experiencias y conocimientos. La cultura, por su propia naturaleza, demanda apertura, diálogo y consensos. Es un terreno donde la gestión y la vinculación son tan importantes como la creación artística. Para enfrentar los desafíos complejos que plantea la cultura, necesitamos perfiles que puedan ver más allá de las fronteras tradicionales del arte y que estén dispuestos a construir puentes entre las distintas esferas de la sociedad.

Al final, la cultura no puede ser vista únicamente como un espacio de creación artística, sino como un campo donde se entrelazan el arte, la política, la economía y la vida cotidiana de las personas. Los desafíos que enfrenta la cultura requieren de entender esta complejidad y diseñar políticas públicas para ello. Solo así podremos asegurar que las políticas culturales sean realmente efectivas y beneficien a toda la sociedad.

@RubenGaliciaB

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