El día de ayer, la Legislatura del Estado aprobó la iniciativa que incorpora en la Ley para la Cultura y las Artes del Estado de Querétaro el concepto de “industrias creativas”, promovido desde hace algunos años por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Con ello, se amplían las atribuciones y alcances de las políticas públicas para estos sectores y se impulsa una manera distinta en como percibimos y gestionamos la cultura y las artes en el Estado.

Las industrias creativas abarcan una amplia gama de sectores, desde el diseño y la moda hasta la producción audiovisual y las artes escénicas. Estos sectores, además de enriquecer la vida cultural, también generan empleo, fomentan la innovación y contribuyen de forma importante al Producto Interno Bruto (PIB).

En México, las industrias creativas representaron el 75% del PIB cultural, lo que equivale a aproximadamente 588,016 millones de pesos. Dentro de este rubro, destacan los medios audiovisuales, las artesanías, el diseño y los servicios creativos.

Para una ciudad como Querétaro, el impulso a las industrias creativas puede ser transformador. Fomentar la creatividad y la innovación puede atraer talento, inversión y turismo, diversificando la economía y generando nuevas fuentes de empleo. Las industrias creativas también son una importante herramienta para fortalecer el tejido social, promoviendo un sentido de identidad y pertenencia.

Uno de los aspectos más relevantes es que las industrias creativas surgen como respuesta al cambio en los patrones de consumo digital, especialmente en los medios audiovisuales e interactivos. El mundo virtual ha transformado radicalmente estos sectores, que han mejorado en términos de alcance y accesibilidad en comparación con otros ámbitos culturales. Medios interactivos como los videojuegos y las redes sociales, así como industrias audiovisuales como el cine, la televisión y la música, han sido pioneros en la adopción de tecnologías digitales.

Esta evolución se debe en parte a que algunos de estos medios son experiencias culturales inherentemente digitales y han sido las nuevas generaciones las encargadas del éxito que han tenido. Las y los jóvenes conciben el arte y la cultura de una manera muy diferente a como lo hacían otras generaciones. Hoy la cultura no es solo una cuestión de apreciación estética, sino una experiencia interactiva y participativa.

La digitalización ha democratizado el acceso a las artes, permitiendo a cualquier persona con una conexión a internet disfrutar de una obra de teatro, un concierto en vivo o una exposición de arte virtual. Esta accesibilidad ha cambiado la manera en que valoramos y consumimos la cultura.

Bajo este nuevo paradigma, el arte y la cultura deben entenderse como motores de emprendimiento y desarrollo económico, donde la creatividad sea el elemento central en la generación de valor.

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