El pasado 15 de agosto, Claudia Sheinbaum recibió la constancia de mayoría como Presidenta electa de México, marcando un momento histórico en el país. En su discurso, Sheinbaum subrayó la trascendencia de este momento, destacando que, en 200 años de historia como República, es la primera vez que una mujer asume la máxima posición política del país. La Presidenta electa enfatizó "Presidenta, con A", dejando claro que su elección no es solo un triunfo individual, sino un logro colectivo para todas las mujeres mexicanas.

Analizar los discursos políticos es fundamental para comprender no solo las palabras que se pronuncian, sino también los mensajes que existen entrelineas y las intenciones que hay detrás de ellos. Este discurso en particular merece una lectura detenida, pues establece un marco conceptual sobre cómo entiende y planea ejercer el poder la próxima presidenta de México.

Empecemos por destacar que el discurso es mucho más que una celebración de su victoria electoral; es más bien un reconocimiento a las generaciones de mujeres, tanto visibles como invisibles, que han luchado y sacrificado para abrir caminos. Sheinbaum no solo recordó a las heroínas que todos conocemos, sino también a las millones de mujeres que, desde el anonimato, han hecho posible este momento histórico. Este énfasis en la colectividad resalta una visión de liderazgo que no se construye sobre el ego, sino sobre el reconocimiento de una lucha compartida.

Otro aspecto central del discurso fue su concepción de la libertad en el México actual. En un contexto en el que los debates sobre la libertad suelen reducirse a su dimensión económica, Sheinbaum amplía la conversación, defendiendo una libertad integral: la libertad de expresión, de reunión, de prensa, de movilización. En un país con un historial complejo en cuanto a derechos y libertades, esta visión no es menor.

El mensaje central es claro: la libertad que defiende no es una libertad abstracta o superficial, sino una libertad vivida, que según su menaje se ejercerá día a día en un gobierno que no reprima y que respete los derechos fundamentales de todos los ciudadanos. La libertad, según su discurso, se realiza plenamente en una democracia que protege y promueve los derechos de las personas, más allá de los intereses económicos.

Este discurso no solo marca el inicio de su presidencia, sino que establece un tono claro para lo que será su mandato. La inclusión, el reconocimiento de las luchas colectivas y una defensa robusta de las libertades fundamentales son temas que estarán en el centro de su gobierno. Será interesante observar cómo estas ideas se traducen en políticas concretas y cómo influirán en la forma en que se gobierna México en los próximos años.

Este discurso, en su contexto y contenido, es una señal de que estamos ante un momento de cambio profundo en la política mexicana, uno en el que las voces históricamente marginadas comienzan a ocupar el lugar que les corresponde.

La primera mujer en la Presidencia de México no llega sola; llega con todas las mujeres mexicanas.

@RubenGaliciaB

Google News