Continuando con uno de los temas relevantes de estas semanas, el reciente debate y aprobación del Presupuesto de Egresos 2025 del Estado de Querétaro nos permite reflexionar sobre la política presupuestaria local y su trascendencia para el desarrollo estatal. La votación en la legislatura local resultó en una aprobación sin mayores confrontaciones: diecisiete votos a favor, seis en contra y dos abstenciones. Este escenario de relativa armonía contrasta con el debate presupuestario en otros estados, o incluso a nivel federal donde las diferencias ideológicas o intereses políticos suelen generar tensiones significativas.
Algunos legisladores que votaron en contra argumentaron que no contaban con información suficiente para analizar a profundidad la propuesta. Si bien este tipo de reclamos es recurrente en ejercicios legislativos, no deben ser justificación para la falta de debate. La información general del presupuesto, estuvo disponible para consulta pública con días de antelación, ofreciendo tiempo suficiente para el escrutinio y análisis por parte de los diputados y cualquier interesado.
El segundo punto clave, y quizá el más importante, es que la aprobación del presupuesto no es el punto final, sino apenas el principio de un largo proceso de asignación, ejecución y evaluación de los recursos públicos. En teoría, lo que se vota en la legislatura refleja un compromiso político y estratégico con la ciudadanía, pero en la práctica esto no siempre se traducen en acciones concretas.
La importancia de este proceso de análisis radica en comprender las etapas críticas que van desde la planeación hasta la ejecución efectiva. Primero, lo que se presenta en la legislatura debe ser aprobado con criterios claros y específicos que conecten cada asignación con resultados tangibles. Luego, la ejecución presupuestaria requiere de mecanismos de transparencia y eficiencia que garanticen que los recursos lleguen a donde más se necesitan. Finalmente, el verdadero impacto del presupuesto debe medirse no solo en cifras ejecutadas, sino en cambios reales y positivos en la calidad de vida de los ciudadanos.
Para Querétaro, este ejercicio es particularmente relevante, dado el contexto de su presupuesto, que para 2025 asciende a $62,186,966,831.00 pesos y con incrementos en rubros clave como educación, cultura, salud y seguridad. El segundo paso debería ser entonces dar seguimiento al uso que las dependencias e instituciones le dan a ese recurso adicional que se le asignó.
El desafío, entonces, no es solo aprobar un presupuesto técnicamente sólido, sino asegurar que los mecanismos de seguimiento y evaluación sean robustos. Esto implica contrastar continuamente lo que se presenta, lo que se aprueba, lo que se ejecuta y, sobre todo, lo que se logra.
Querétaro tiene en sus manos una oportunidad significativa para demostrar cómo las finanzas públicas pueden transformarse en un vehículo efectivo de desarrollo, especialmente en un contexto nacional donde los recortes federales y las tensiones presupuestarias son la norma.
@RubenGaliciaB