A medida que nos acercamos al final del año, la tradición nos invita a reflexionar sobre lo vivido, a observar con claridad el camino recorrido y a planear con mayor precisión hacia dónde nos dirigimos. Este ejercicio, más que un balance nostálgico, se convierte en una herramienta esencial para comprender nuestra realidad y proyectar un futuro mejor. En Querétaro, 2024 estuvo marcado por una serie de acontecimientos que transformaron su vida pública, demostrando una vez más que lo político impregna todos los sectores y ámbitos de nuestra cotidianidad.

La seguridad, uno de los temas más sensibles para la ciudadanía, cobró especial relevancia este año. Si bien Querétaro sigue destacando como uno de los estados más seguros del país, el incremento de incidentes delictivos, junto con el descontento social manifestado en protestas de grupos como el de artesanos, evidenciaron la necesidad de reforzar políticas que atiendan las demandas de sectores históricamente relegados.

El ámbito económico fue una de las notas positivas para Querétaro a lo largo del año, reafirmando su posición como uno de los principales destinos de inversión extranjera. Los anuncios de proyectos por parte de gigantes como Google, Amazon y Microsoft consolidaron al estado como un nodo estratégico de la economía digital. Sin embargo, este crecimiento no está exento de desafíos políticos. La presión sobre los recursos naturales, especialmente ante una sequía que afectó gravemente la región, plantea preguntas críticas sobre la sostenibilidad de este modelo de desarrollo.

El 2024 será recordado también como el año en que el mapa político del estado sufrió un cambio radical. Por primera vez en su historia, Morena obtuvo la mayoría en el Congreso local. Este giro no solo representa una nueva dinámica legislativa, sino también refleja el sentir ciudadano, que exige mejores resultados de sus gobiernos. En el ámbito político, destaca la visita de la presidenta Claudia Sheinbaum para anunciar el tan esperado proyecto del tren México-Querétaro, una obra de infraestructura largamente esperada, sumada al anuncio del proyecto hidráulico El Batán, ambos fundamentales para el futuro del estado.

Estos acontecimientos son un recordatorio de que todo es político: desde las decisiones económicas hasta los movimientos sociales y los retos medioambientales. Lo sucedido este año deja un valioso aprendizaje: los desafíos del desarrollo sostenible, la cohesión social y la seguridad no pueden enfrentarse desde una única trinchera. Se requiere la suma de voluntades y una visión de futuro que trascienda los procesos electorales.

A pocos días de la llegada de 2025, Querétaro se encuentra ante una oportunidad única. Los eventos de este año han demostrado que el Estado está en un punto de inflexión, en el que las decisiones que tomemos hoy definirán no solo la calidad de vida de las generaciones actuales, sino también el legado para las futuras.

Que este recuento sea una brújula para construir un futuro en el que el diálogo, la cooperación y el respeto mutuo sigan siendo los pilares de nuestra sociedad.

Rubén Galicia

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