Cada semana, la sección Cartas a la directora de El País ofrece un espacio para que los lectores expresen sus inquietudes sobre distintos temas de la agenda pública. Esta semana, una carta en particular se volvió viral. Bajo el título "Soy joven", Sara García Martínez, condensó en unas pocas líneas el sentir de una generación marcada por la incertidumbre. “Soy joven y tengo toda la vida por delante”, comienza diciendo, pero lo que sigue es un triste retrato de la precariedad laboral, la ansiedad, la falta de estabilidad emocional y la presión constante de las redes sociales.

Más que una queja, la carta es un testimonio que resuena más allá de España. En México y América Latina, millones de jóvenes podrían firmar esas mismas palabras. Enfrentan un mercado laboral que no les garantiza seguridad, gobiernos que no los representan y un futuro que parece más incierto que nunca.

Una generación marcada por la inestabilidad, la crisis del mercado laboral, la adicción a la tecnología y la presión de una sociedad que espera que agradezcan las migajas que les ha dejado, millones de jóvenes enfrentan condiciones laborales precarias: largas jornadas, bajos salarios y pocas oportunidades de ascenso, incluso con estudios universitarios. El mito de que el esfuerzo basta para prosperar se desmorona ante una economía que no garantiza estabilidad ni movilidad social.

Pero la crisis no es solo económica. En política, la juventud mexicana se siente desencantada. En cada proceso electoral, se les pide que confíen en nuevas promesas que rara vez se cumplen. La corrupción persiste, los partidos políticos no los representan y la agenda juvenil rara vez es prioritaria.

El acceso a la salud y la educación es otro reflejo de las desigualdades. La pandemia dejó claro que la educación pública necesita una transformación profunda, pero los cambios son lentos. Mientras tanto, la salud mental sigue siendo un tema tabú, pese a que la ansiedad y la depresión golpean a una generación que ha vivido crisis tras crisis.

En el México de 2025, los jóvenes también crecen con la violencia: narcotráfico, desapariciones, inseguridad en las calles.

¿En qué aspecto de la vida podrían sentirse satisfechos los jóvenes mexicanos? En el empleo, la política, la educación, la salud, la seguridad…

Responder esa pregunta es el reto de los gobiernos, pero también de la sociedad. Porque si los jóvenes no tienen certezas hoy, ¿qué futuro tiene México?

"Soy joven, tengo toda la vida por delante, llevo semanas con un tic en el ojo, pero no pasa nada porque soy joven. Soy joven y deberían encantarme mis condiciones laborales, pero tengo una carrera y sigo de dependienta. Soy joven y no me puedo quejar porque diréis que soy de cristal, pero vivo con ansiedad y emociones que no puedo mostrar. Soy joven y el amor no lo encuentro, todo parece superficial. Soy joven, me abruma que mi vida se mida en stories subidas. Me encanta ser joven, pero hoy significa precariedad, ansiedad, incertidumbre y soledad. —Sara García Martínez, Madrid"

@RubenGaliciaB

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