En muchas ocasiones damos por sentado un recurso que es fundamental para el desarrollo y la calidad de vida de las personas: la energía. Particularmente la energía eléctrica es el pilar del funcionamiento de prácticamente todo con lo que interactuamos en nuestro día a día, desde cargar nuestros celulares hasta la operatividad de las industrias, el comercio y los servicios públicos.
Este recurso ha cobrado mucha mayor relevancia en los últimos días cuando se activó un estado de alerta derivado al incremento récord de la demanda eléctrica que se registró en todo el país. Esta situación se dio principalmente por la ola de calor que en muchas ciudades rebasó sus máximos históricos, sumado a una serie de desacertadas decisiones que han afectado gravemente el sector energético de México, como los cambios en las metodologías de medición, las restricciones a la inversión privada en el sector e incluso la cancelación del horario de verano.
El pasado jueves 15 de junio a las 17 horas se registró la máxima demanda eléctrica en toda la historia de nuestro país.
Esto generó serios cuestionamientos al respecto de la capacidad de las Comisión Federal de Electricidad (CFE) de atender la demanda en aumento de los próximos años.
La realidad es que estamos frente a un reto mayúsculo, entre el deterioro de la Red Eléctrica Nacional, el aumento de la demanda y la falta de competencia, la política energética en nuestro país parece ir en sentido opuesto de la tendencia global de transición energética, en la que las energías con menores emisiones ocupan un papel cada vez mayor.
Los apagones y fallas en el suministro eléctrico que ya hemos presenciado en la ciudad serán cada vez más constantes y más allá de los inconvenientes que puedan representar para las familias, otro gran riesgo está en perder el dinamismo de desarrollo y la competitividad que hasta ahora ha logrado el Estados como el nuestro.
Proyectos de inversión como los del llamado “valle de los Data Centers” en nuestro Estado pueden estar en riesgo de no contar con la certidumbre y seguridad de energía eléctrica constante y a buen precio; cada vez se exigirá enfriar más y más rápidamente, para ello se necesita mucha energía.
Bajo esta realidad los Estados tienen la oportunidad de volverse protagonistas y tomar la responsabilidad de los proyectos estratégicos para este sector. Querétaro es ejemplo de ello, a inicios de esta administración estatal se presentó la Agencia de Energía como la dependencia encargada de garantizar la transición energética y este próximo jueves se presentará el Programa Estatal de Energía como respuesta a las deficiencias ya mencionadas.
Además de un gran enfoque en la infraestructura, que debería crecer a un ritmo similar al de la demanda, el Programa Estatal de Energía deberá contener las estrategias para el uso eficiente de los recursos públicos, para promover la inversión en generación eléctrica y para reactivar los incentivos para las energías renovables.
El futuro de Querétaro y de México depende de tener energía, abundante y limpia.