En un estudio hecho por una universidad checa, se muestra que los humanos olvidamos en un tiempo bastante corto y por eso nos vuelven a suceder desgracias que podrían haberse evitado si tan solo se conservara el recuerdo. Pone como ejemplo inundaciones que arrasaron con las viviendas junto al río, lo cual llevó a las personas a darse cuenta de que era mejor construirlas más arriba, pero pocos años después, ya estaban otra vez abajo, pues habían olvidado lo que podía suceder.
La revista The Economist cuenta cómo en 1965 hubo un huracán en Nueva Orleans, cuyos daños fueron tan severos que el gobernador del estado aseguró que haría lo necesario para que jamás volviera a suceder algo así. Pero 40 años después, otro huracán causó gran destrucción porque no se había hecho nada de lo que se debió (y se prometió) hacer.
Nuestro país es un ejemplo de lo cierta que es esta afirmación. Año con año, cuando llega la sequía, “agarra de sorpresa” a las autoridades que no se preocuparon por guardar agua y entonces se pierden cosechas y ganado. Y año con año, cuando llegan las lluvias, “agarran de sorpresa” a las autoridades que no se preocuparon por desfogar presas, arreglar los bordos de los ríos, abrir drenajes, desazolvar coladeras, y entonces se inundan viviendas y negocios. Son dramas que se repiten y que cada vez nos quieren presentar como nuevos, pero que son resultado de la falta de previsión y del olvido.
Lo mismo vale para las elecciones: olvidar nos lleva a repetir errores.
Cada tanto sin embargo, tenemos la oportunidad de enmendarlos y hoy es una de esas ocasiones. Habrá que ver si deveras somos capaces de hacerlo.
Y es que está difícil con las opciones que hay. ¿Cómo olvidar lo que han hecho el PRI, PAN, PRD cuando gobernaron? ¿Cómo olvidar el silencio de esos partidos en la legislatura saliente, por miedo a que les pisen la larga cola que tienen sus diputados? Pero también ¿Cómo olvidar el silencio de los gobernadores y legisladores del partido dominante que han aceptado todas las ocurrencias del Presidente, sin importarles que millones de pesos de nuestro dinero se han tirado a la basura en la construcción y destrucción de infraestructura, que se le han quitado los recursos a la ciencia, la cultura y el deporte, que faltan medicamentos y se han eliminado guarderías infantiles y fideicomisos, que se hace todo por acabar con las energías limpias, que se están destruyendo los organismos autónomos y se está nombrando a incondicionales en instituciones, tribunales y procuradurías, que se atenta contra las leyes e instituciones, se persigue a las ONG, a los medios y a los críticos, se ataca a los jueces? ¿Cómo olvidar que se nos miente reiteradamente y se nos oculta información relevante dándonos en su lugar puro ruido? ¿Cómo olvidar que no disminuyen ni la corrupción ni la violencia y que la vida pública está dominada por el narco y los militares? Y por lo que se refiere a otros partidos ¿Cómo olvidar que varios de los disfrazados de independientes son satélites del que está en el poder y que sus dirigentes y dueños son personajes siniestros?
Los ciudadanos estamos en un problema, y sin embargo, sabemos queabstenernos es un error.
¿Entonces? Votemos por candidatos decentes, que los hay, para que sean esos los que lleguen a la Cámara, a las alcaldías, a las gubernaturas. Es lo que debemos hacer por México.
Escritora e investigadora en la UNAM.
sarasef@prodigy.net.mx
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