La historia de una universidad no solo se construye con logros académicos, también con la preservación de sus espacios simbólicos. Hoy, la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) celebra la consolidación de dos de sus inmuebles más emblemáticos: el Patio Barroco y el Auditorio Esperanza Cabrera, lugares que resguardan siglos de enseñanza y cultura, y que ahora cuentan con certeza jurídica.
El Patio Barroco, ubicado en el Campus Centro Histórico, ha sido testigo del desarrollo educativo en Querétaro desde hace 400 años. Aquí nació el Colegio Jesuita de San Ignacio de Loyola, que con el tiempo se transformó en el núcleo del aprendizaje en la región. Tras la expulsión de los jesuitas, este sitio continuó con su vocación educativa, convirtiéndose en Colegio Real, Colegio Nacional, Colegio Civil y, finalmente, en sede de nuestra casa de estudios. Su legado es la trayectoria misma de la educación en Querétaro.
Además, este inmueble es particularmente significativo para nuestra universidad, ya que ahí se instaló el primer Bachillerato de esta casa de estudios, conocido como la Prepa Centro, marcando el inicio de una nueva etapa formativa en la historia de la UAQ.
Sin embargo, la construcción no tenía un título de propiedad a nombre de la UAQ, lo que impedía su restauración y conservación. Por eso, iniciamos un proceso legal para obtener la titularidad formal del edificio. Hoy, después de una ardua investigación y múltiples gestiones, obtuvimos la inscripción de la construcción en el Registro Federal Inmobiliario y la Declaratoria de Fin o Uso, lo que garantiza que seguirá perteneciendo a nuestra universidad. Con ello, podremos invertir en su mantenimiento, recuperar los óleos que alguna vez decoraron sus muros y preservar su invaluable acervo documental.
De igual manera, la integración del Auditorio Esperanza Cabrera a nuestro patrimonio es un logro trascendental para la comunidad universitaria en general. En 2020, una indagatoria liderada por la Facultad de Artes reveló que el inmueble no tenía asignación oficial ni propietario registrado, lo que permitió iniciar su regularización. Gracias a la labor de nuestra comunidad y al apoyo de testigos clave, conseguimos validar la ocupación histórica del edificio y, después de un proceso legal, logramos consolidar su incorporación al patrimonio de la UAQ.
Gracias a esta regularización, logramos acceder a recursos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y con ello, podremos rehabilitar su fachada de cantera.
Estos resultados no solo nos permiten recobrar nuestra historia, sino igualmente proyectarnos hacia el futuro. Con la consolidación de estos espacios, reafirmamos nuestro compromiso con la enseñanza, el arte y la cultura.
Agradezco especialmente al equipo del abogado general, Lic. José Antonio Montes de la Vega, así como a las autoridades académicas de las facultades de Artes, Filosofía y de la Escuela de Bachilleres por este gran logro en beneficio de las futuras generaciones. La memoria y el conocimiento van de la mano y, con ello, el legado de la Autónoma de Querétaro.