Pensábamos que las escenas dantescas de incendios eran cosa de California. Casas devoradas por las llamas, cielos rojos, aire irrespirable. Pero la amenaza ya no está tan lejos: Querétaro se ha convertido en un terreno seco y vulnerable, donde basta una chispa —literalmente— para que todo arda. La sequía, la negligencia humana y la falta de prevención han encendido una alarma que ya no puede ignorarse. Porque las llamadas desgracias naturales muchas veces tienen su origen en negligencias sociales y políticas.

Hasta el 19 de abril, se han suscitado 43 incendios forestales que han afectado 3 mil 631 hectáreas de superficie, según reconoció la Coordinación Estatal de Protección Civil del Estado de Querétaro, aunque, por fortuna, no se han reportado personas lesionadas ni daños a viviendas.

Vimos las imágenes en California de las casas quemadas en Hollywood, que parecían imitar el infierno en la tierra, pero eso no está tan alejado de nosotros. Ya lo vimos en este mes en la Sierra Gorda, y ahora la semana pasada en la zona aledaña al Tángano, zona de reserva ecológica.

Hay un severo problema de sequía que es uno de los factores principales. También hay causas humanas en este aspecto: la negligencia a la hora de apagar fogatas, cigarros mal apagados, quema de basura, la quema agrícola.

Es para alarmarse porque este 2025 hasta el momento es el mayor año de los últimos nueve con mayores incendios forestales, doblando los incendios en 2024.

A esto hay que sumarle incendios en las zonas urbanas, que incluyen 48 en casas habitación, vehículos, comercios, los predios que luego queman para eliminar la maleza seca. O la quema de basura. Tenemos un problema que la autoridad debe resolver, un problema que, más allá de lo político, tiene que atender el gobierno del estado y los municipios. Allí es donde la autoridad debe ser enérgica para tratar de evitar que se repitan estas situaciones.

Pero el mayor problema viene —como ya mencioné— de la sequía. Ante la falta de compasión de Tláloc, la maleza está seca y Querétaro es un polvorín. Y, de nueva cuenta, no hablo de la política.

Esto genera problemas ecológicos, con la pérdida de biodiversidad, destrucciones de hábitat, hay especies en riesgo, pérdida de flora, además de erosión en el suelo. Y una que ya afecta a la zona metropolitana de Querétaro: la contaminación.

La emisión de dióxido de carbono por el humo, sumado a la contaminación urbana, ya genera un problema en la zona metropolitana. Para quienes hemos vivido por décadas en Querétaro, podemos apreciar que ya se ve una densa capa de humo y diversas apps móviles nos indican la mala calidad del aire que respiramos.

Urge tomar acciones preventivas sobre este tema antes de que nos llegue un incendio como el que sucedió en California. Y esto no es una crítica política, sino un llamado a la acción social.

Periodista y sociólogo. @viloja

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