En política, no siempre todo está escrito y más en cuestiones electorales donde todo se puede mover con suma rapidez y lo que en una semana parecía decidido, a la siguiente, el escenario vuelve a cambiar. Eso es lo que ha pasado en la carrera electoral de Estados Unidos, que cuando todo parecía decidido, cuando veíamos a un candidato presidencial, Joe Biden, derrotado, errático y a un Trump en ascenso, casi imparable después del debate y el atentado que sufrió, las altas esferas del Partido Demócrata decidieron tomar acciones para salvar la campaña que parecía irse a pique.
En un golpe de timón casi como de manual político, finalmente Joe Biden decidió abandonar la contienda presidencial y enfocarse solamente en terminar su periodo de gobierno, con lo que ya serían dos presidentes de Estados Unidos consecutivos que no obtienen la reelección. Las encuestas indicaban que había una desconfianza hacia Joe Biden por su estado de salud mental y han optado porque se hiciera a un lado de la contienda. Todo indica que la nueva candidata presidencial será Kamala Harris.
Justo cuando escribo estas líneas, está por comenzar la convención demócrata para seleccionar candidato en donde todo apunta a Harris, quien en recientes encuestas indican que rebasaría a Trump en las preferencias electorales. La clave es que le ha quitado algo que hace poderoso a Trump: su dominio de la agenda mediática. Desde que Kamala Harris sonó como precandidata a la presidencia, le ha robado el foco de atención a Trump y esto lo ha debilitado. Estamos ante unas elecciones inéditas, donde todo puede suceder de aquí a noviembre.
Recordemos que en julio se veía otro panorama. El debate en CNN entre el presidente actual Joe Biden y el republicano Donald Trump quien vuelve por la revancha con su mismo discurso, aunque ya matizado y concentrado más en la economía, en lo que él ha llamado las Trumpnomics, que imita a las Reaganomics.
Ya lejos parece ese momento del atentado contra Donald Trump, en un evento en Pensilvania. Apenas se levantó después de recibir un tiro en la oreja. Con el puño en alto y con una bandera de Estados Unidos detrás, fue el símbolo de la victoria y que Trump parecía adelantarse.
Finalmente, a inicios de la tercera semana de julio, el Partido Republicano designó a su vicepresidente y, sorprendentemente, seleccionó a Pence, quien pertenece al ala más radical del partido republicano. Es partidario de una invasión al estilo de la expedición punitiva de Pershing contra Villa, para tomar por asalto el territorio mexicano y capturar a los líderes del narco.
Pero con el cambio en el mando demócrata, con la candidata Kamala Harris y el compás de espera para seleccionar candidato a vicepresidente, hay nuevo juego electoral y la moneda está en el aire.
Periodista y sociólogo. @viloja