A poco más de tres meses de la masacre del bar Cantaritos, en pleno corazón de la ciudad, que dejó 11 personas asesinadas, este fin de semana Querétaro volvió a ser víctima del terror: tres personas más, presuntamente ligadas al crimen organizado —y una de ellas con nexos familiares con uno de los recién extraditados de Estados Unidos— fueron ejecutadas en el estacionamiento de un bar sobre Paseo 5 de Febrero.
Tras los hechos en los Cantaritos, vinieron malos tiempos para el gobernador panista Mauricio Kuri con una tormenta mediático-digital que no pudo controlar y que obligó a cambios entre su equipo de asesores digitales. Tras ello, las crisis no se terminan, como la de la inacabable obra de Paseo 5 de Febrero —que ya casi esta lista, dicen—, sumado al incremento de la inseguridad.
Kuri, desde entonces, no ha logrado controlar la narrativa política del estado. Se ha inventado villanos favoritos —como el diputado Gilberto Herrera o el regidor Fernando Flores—, se ha enfrentado incluso con una alcaldesa y ha salido derrotado, tema del que hablaremos la siguiente semana.
Ahora, tras varios intentos por desviar la atención con acciones como el anuncio de su ley para prohibir celulares en primarias y secundarias —que, hay que decirlo, no logró colocarse en la agenda nacional como pretendían—, la triple ejecución vuelve a poner a Querétaro en el foco nacional.
Tras la masacre en noviembre se anunciaron muchas medidas que en este espacio calificamos como poco útiles: el cambio de horarios de cierre y eliminar permisos a locales. Pero el problema es más de fondo y no una cuestión de horarios. ¿De qué sirvió esa prohibición? El verdadero problema es que Querétaro se está convirtiendo en un escenario más de batalla del crimen organizado y, para muestra, tenemos estos dos casos de masacres, sin contar las ejecuciones individuales que se han registrado a lo largo de los últimos meses en todo el territorio estatal.
¿Qué va a hacer el gobernador Kuri tras esto? Esta nueva crisis opacó su anuncio que tenía de ocho nuevos programas sociales. Lo menos malo: estuvo en el templete del evento de unidad convocado por la presidenta Claudia Sheinbaum.
Sin embargo, Kuri enfrenta, nuevamente, horas bajas, tanto en la cuestión de manejo de seguridad pública como en cuestión de su imagen y comunicación. Lo más significativo: ya no domina la narrativa: la ha perdido por completo. Ahora son otros actores quienes imponen la agenda mediática en el estado, lo cual deja al Palacio de la Corregidora como un espectador y no como un protagonista. ¿Qué golpe de timón intentará ahora si su ley y sus programas sociales no trascendieron como esperaba?
Periodista y sociólogo. @viloja