Una vez que el polvo levantado por la tolvanera electoral del pasado 2 de junio se va asentando, y ya se ha vertido mucha tinta para hacer análisis, además de muchas horas de comentarios en televisión y canales de YouTube, conviene hacer un somero análisis de lo sucedido en lo local, sin perder de vista cómo se contrapuso con lo nacional.

Se repitió lo de hace seis años, en donde el queretano Ricardo Anaya no obtuvo el triunfo, ni aquí, como sucedió de nueva cuenta con Xóchitl Gálvez. Sin embargo, los candidatos al Senado de Acción Nacional, algunos como Roberto Sosa, sí superaron a Xóchitl Gálvez. ¿Qué es lo que sucedió en este caso? Se habla de un votante sofisticado, de un voto cruzado, etc.

Lo que es plausible, y se había señalado, es que las dirigencias del PRI, PAN y PRD nunca vieron en realidad a Xóchitl Gálvez como ganadora y la dejaron abandonada a su suerte.

Es evidente que los partidos decidieron apostar a lo seguro en lo local, ante lo que se veía venir como una tragedia nacional. La maquinaria electoral del PAN en Querétaro prefirió concentrarse en las candidaturas locales antes que en Gálvez. En el caso de Morena, hizo una apuesta distinta y se enfocó en ciertos municipios y en las diputaciones locales para obtener la mayoría en el Congreso.

Aquí el dato a destacar es que muchos diputados locales panistas que buscaban la reelección fueron derrotados. ¿Los votantes los rechazaron por su papel como diputados o rechazaron a la marca Acción Nacional? Esa es la pregunta que tendría que responder el partido y los propios diputados que se quedaron sin su curul.

¿Por qué los votos por Claudia Sheinbaum superaron a los de sus candidatos al Senado? Claro, hay que destacar que en el Senado iban divididos en tres candidaturas y, quizá juntos, el resultado hubiera sido distinto. ¿Qué conclusión tenemos? Que a Morena le faltó unidad electoral. Unidad como partido, unidad como estrategia. El único momento de unidad que realmente se vio fue cuando se le quitó la candidatura a Santiago Nieto y se convocó a todos los candidatos. Después, cada quien hizo campaña por su lado y por eso hay resultados dispares en las elecciones municipales, donde los diputados locales ganan más votos que el propio alcalde a la capital, José María Tapia.

El caso del PRI es aparte. Muchos operadores priistas de la vieja guardia no operaron al no tener candidatos propios, y jugadores más veteranos como Marco Antonio León Hernández jugaron en otro partido. Vienen reacomodos en todos los partidos.

Estos son solo los primeros apuntes. Conforme se definan los liderazgos en la legislatura local y se clarifiquen las dinámicas de poder, podremos realizar una prospectiva política más detallada y profunda. Esto nos permitirá entender mejor las implicaciones de estos resultados y anticipar los posibles escenarios futuros en el panorama político de Querétaro.

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