El tercer informe de gobierno de Mauricio Kuri tuvo más autoelogios que resultados. ¡Claro!, es ingenuo de mi parte pedir a un político mexicano que tenga un mínimo de autocrítica. Mea culpa por esperar otra cosa. Mientras los queretanos siguen a la espera de soluciones efectivas, el gobernador optó por celebrarse a sí mismo y retar a sus críticos.
¿Para qué admitir errores cuando puedes convertir una serie de decisiones cuestionables en “logros históricos”? Así, entre menciones de obras, se escurrieron los verdaderos problemas, como el aumento en las tarifas del agua, que ha encendido el descontento popular.
Y de las protestas en Escolásticas y 5 de Febrero por la falta de agua, mejor ni hablar. La respuesta de su gobierno fue clara: palos y represión. Pero en el informe, todo parece estar bajo control, como si el malestar social fuera solo una nota al pie.
Pero al góber aún le duele la rechifla de hace menos de dos meses. En Querétaro no abucheamos, soltó con aires de indignación. Y claro, si de verdad no le importara, ¿para qué mencionarlo en pleno día de su fiesta? La herida sigue abierta, tan es así que no pudo evitar ponerse bravucón: “No estamos mancos”, retó, como si las críticas se disiparan con un golpe de efecto verbal.
Lo cierto es que las decisiones erráticas de su administración no empezaron ayer. Basta recordar la designación de Guadalupe Murguía como secretaria de Gobierno, quien recibió a los líderes de la ultraderecha española justo antes de asumir el cargo. Una movida que ya dejaba claro el rumbo de este gobierno: a la derecha, con un toque de conservadurismo nostálgico.
¿Y la seguridad? Otra joya de este gobierno. Para mejorarla, la solución de Kuri fue subir el costo del reemplacamiento después de 13 años sin cambios. Eso sí, los resultados esperados no llegaron. Al contrario, un día antes de su informe, un empresario fue víctima de un intento de secuestro.
Y no podemos olvidar la megaobra de 5 de Febrero, vendida como el proyecto estrella para mejorar la movilidad en la ciudad. Pero estrellado fue el caos que causó entre los ciudadanos. Como si hacer una obra mal planificada y luego retractarse no fuera suficiente, el malestar ciudadano creció y el tráfico no disminuyó.
Si hay algo que el informe dejó claro es que Kuri se siente acorralado y no es gracias a la oposición —que tampoco es muy ducha en Querétaro— sino por sus propias decisiones. En su intento desesperado de levantar su imagen, decidió rodearse de figuras del PAN más conservador, un claro movimiento para reforzarse en el grupo que más lo apoya. Es un cambio estratégico, dicen. Yo lo llamaría más bien una retirada hacia los sectores que le aseguran aplausos, aunque estos cada vez suenan más apagados.
El gobierno de Kuri llega al medio tiempo con un cuadro que se tambalea entre decisiones mal calculadas y crisis evitables.
Periodista y sociólogo. @viloja