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A mediados de año se le entregó a Gabriel Hörner, director del Museo de la Ciudad, la presea “Germán Patiño” que otorga el Ayuntamiento de Querétaro, y ahora recibió la condecoración “Corazón del Bajío” en la inauguración del Festival Internacional de Cine del Bajío (BJX Fest), que se realizó en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato Capital.
Gabriel Hörner es leonés de nacimiento, queretano por adopción y cinéfilo apasionado. Y le rindieron homenaje en reconocimiento a su labor, “por su cátedra, su sapiencia y esa desbordante pasión que muestra en cada disección fílmica, en cada charla de patio o pasillo, en cada tertulia o entrevista que concede para hablar de películas, protagonistas y todo el entramado cinematográfico de México y del mundo”, detalla el comunicado.
Desde 1998, Gabriel se desempeña como director del Museo de la Ciudad de Querétaro y es coordinador y programador del cine club de este recinto. Estudió Ciencias de la Comunicación y, de 1984 a la fecha, ha curado y programado ciclos de cine en las ciudades de León y Querétaro en todos los formatos imaginables, desde 16 milímetros hasta proyecciones digitales.
En el Bajío mexicano, lo recuerdan en su faceta de crítico, escribiendo columna para el periódico local de 1985 a 1987. Entre 1989 y 1991, Gabriel impartió historia del cine, apreciación cinematográfica y lenguaje cinematográfico en las carreras de Comunicación de los campus León de la Universidad Iberoamericana, del Tec de Monterrey y de la Universidad del Bajío.
El cine es una pasión familiar, cada dos veces por semana Gabriel iba al cine. “Y a mí me gustaba tanto que nunca era suficiente las veces que íbamos”.
En ese tiempo no eran comunes las proyecciones de cine gratuito, “cuando yo estaba en la secundaria, el Instituto Nacional de Bellas Artes tenía un programa de cine club y mandaban películas a las casas de cultura, que en ese tiempo pertenecían a Bellas Artes, eran películas en 16mm. Eso fue un parteaguas para mí, porque eran ciclos extraordinarios. Y cuando se acabó este programa decidí continuar con las herramientas a mi alcance y empecé a acudir a las embajadas para ver qué ofrecían”, platicó en una entrevista previa con EL UNIVERSAL Querétaro.
Después empezó a trabajar para la Orquesta Filarmónica del Bajío y con esa agrupación llegó a Querétaro.
En 1990 comenzó con el cine club en el Museo Regional. Y desde la apertura del Cineteatro Rosalío Solano en el año 2000, “he tenido injerencia en la programación de mayor o menor medida”.
El cine y la literatura son su pasión. Y lo que más le causa placer es compartir, y ahora por compartir su gusto por el cine lo han reconocido.