Querétaro es líder en la investigación relacionada con la creación del combustible renovable de aviación, proyecto en el que se viene trabajando desde hace 10 años desde la Facultad de Ingeniería (FI) de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y con el que se busca impulsar una industria en torno a los combustibles sustentables de aviación en México, informó Claudia Gutiérrez Antonio, profesora investigadora de la FI y coordinadora del proyecto.
La académica precisó que estos esfuerzos forman parte de un trabajo interdisciplinario que se viene haciendo desde hace años en el estado, donde se busca establecer una industria que permita construir una biorrefinería para la producción de biocombustible sustentable de aviación en Querétaro.
“Ante el crecimiento vertiginoso de la industria aeroespacial, que rondaba cerca de 8% anual, se preveía un sector altamente fortalecido en materia económica pero que al mismo tiempo tendría un mayor impacto ambiental; debido a ello, en el año 2009 el sector de la aviación estableció metas que permitieran garantizar su desarrollo sostenible, entre estas estrategias se encuentra el combustible renovable de aviación”, detalló.
“Este biocombustible tiene que ser exactamente igual al combustible de origen fósil, porque de lo contrario no es admitido en las aeronaves para poder ser usado en los vuelos comerciales; entonces, desde el punto de vista técnico, para mí fue un reto muy interesante porque teníamos que hacer exactamente el mismo combustible que su contraparte fósil”, detalló.
Este biocombustible, también conocido como bioturbosina, se puede generar a partir de aceites usados, grasas o residuos agrícolas mediante diferentes procesos de producción y cumple con las especificaciones para ser utilizado en vuelos de pasajeros y en transporte de mercancías.
“Ya se han hecho vuelos de prueba a nivel comercial, a nivel piloto, en motores en tierra y ahorita estamos en el proceso de impulsar una industria en torno a los combustibles sustentables de aviación en México. Es un proyecto nacido en la Facultad de Ingeniería y en la iniciativa que estamos impulsando para el establecimiento de una industria que permita construir una biorrefinería para la producción de combustible sustentable de aviación”, indicó.
La facultad, dijo, está agrupada en diferentes iniciativas, donde también se han sumado universidades, empresas y aerolíneas como KLM y AirFrance, donde “entre todos estamos tratando de tomar la batuta en la parte que nos toca para poder articular la cadena de suministro en el estado de Querétaro”. El objetivo, abundó, es que la biorrefinería esté ubicada en Querétaro, proyecto que pudiera ser realidad entre dos y tres años.
Detalló que actualmente el equipo de investigación está integrado por varios académicos, los cuales están siendo coordinados por Claudia Gutiérrez, donde su área de especialidad es el combustible renovable de aviación; por otra parte, se encuentra la doctora Araceli Romero, que se especializa en modelado y simulación de refinerías, así como como en técnicas para reducción de consumo de energía en los procesos industriales; el doctor Sergio Martínez, que es especialista en cadena de suministro y análisis de ciclo de vida; la maestra Valeria Caltzontzin, especialista en revalorización de residuos; el doctor Carlos Guzmán, que es el especialista en control y seguridad de procesos, y el maestro Daniel Lara, especialista en optimización de procesos.
Este enfoque multidisciplinario permite abordar los proyectos desde la etapa conceptual, optimizarlos desde el punto energético y articular toda la cadena de suministro en torno a ello, garantizando mediante un análisis de ciclo de vida que estos procesos son de mínimo impacto ambiental.
Todo ello, destacó, se enmarca en los objetivos de desarrollo sostenible, donde la facultad está comprometida a contribuir, tanto en la investigación como en la docencia, al logro de estos objetivos, donde este equipo de investigación en particular se evoca en lograr procesos sostenibles de producción, contexto en el que se han dado a la tarea de optimizar los procesos industriales y tratar los residuos, los cuales normalmente representan un problema de contaminación debido a los elevados volúmenes en que son generados y a la lenta tasa de degradación de los mismos.
“Nosotros tratamos de cambiar el paradigma. En lugar de verlos como un problema los queremos ver como una oportunidad y entonces en lugar de proponer procesos para tratarlos y de alguna manera tratar de que no sean nocivos para la salud del ser humano los vemos como nuevos materiales para producir nuevos productos de valor agregado”, detalló.
Estos residuos, dijo, se pueden establecer a la cadena productiva, contribuyendo así al establecimiento de la economía circular y evitando que la investigación que se realiza en las instituciones “se quede sólo en un artículo”, sino que se apliquen en el sector industrial haciendo más rentables sus procesos y reducir a la vez su huella de carbono.