Apenas habían pasado las primeras tres horas del desfile del 1 de mayo, que tradicionalmente duraba cinco o hasta seis, cuando uno de los dirigentes de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Miguel Rodríguez Maciel, tomó la decisión de suspenderlo de manera abrupta, pues las protestas por parte de los profesores disidentes comenzaron a subir de tono, hasta el punto de que comenzaron a arrojar camisetas, gorras y líquidos al templete de honor en el que se encontraba el mandatario y su gabinete.

Eran cerca de las 11 de la mañana, sin embargo, los empujones y gritos entre los miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y los profesores disidentes ya llevaban más de 40 minutos; los inconformes exigían que se revirtiera la Reforma Educativa y cesaran los despidos “injustificados”.

Cerca de las 10:15 de la mañana, cuando apenas iniciaba el paso de la Sección 24 del SNTE frente al gobernador, la presencia de Jesús Galván, un ex profesor y ex diputado quien en la pasada Legislatura logró su jubilación por 85 mil pesos, enardeció a los disidentes. Cuando el ex legislador levantaba el puño con entusiasmo, la rechifla y las ofensas coloquiales acallaron inclusive a la música tradicional del desfile.

Previamente a que se tomara la decisión de cancelar el desfile, los inconformes tomaron playeras y gorras y las quemaron, para después comenzar a brincar alrededor del fuego.

Para contener el paso de los manifestantes, alrededor de 30 o 40 personas del equipo del gobernador, formaban dos vallas humanas al pie del presídium, sin embargo, no todos los flancos pudieron ser cubiertos y algunas botellas de agua salpicaron a los políticos que se encontraban presentes.

Fue entonces que a la voz de “se termina todo” del cetemista Rodríguez Maciel, el gobernador Francisco Domínguez Servién, el secretario de Educación, Alfredo Botello Montes, y el secretario del Trabajo, José Luis Aguilera, abandonaron el templete para subir caminando el andador 5 de mayo y encerrarse en la Secretara de Gobierno.

Sin embargo, algunos de los manifestantes siguieron al mandatario, quien iba rodeado de su cuerpo de seguridad, y en la plaza había policías de diferentes corporaciones.

Si bien el gremio de los maestros disidentes fue el que logró que el desfile del 1 de mayo se cancelara, no fue el único sector que presentó sus inconformidades, pues horas antes, cerca de las 9:00 horas, el Sindicato de Trabajadores y Empleados al Servicio de los Poderes del Estado (STESP), levantó su protesta por el tema de las jubilaciones.

La inconformidad de estos trabajadores surgió de la reforma a la Ley de Trabajadores del Estado, que aprobó la 58 legislatura el pasado 10 de diciembre, a través de la cual se aumenta la edad necesaria para jubilarse hasta los 60 años.

Por ello, mujeres adultas mayores con andadera y en silla de ruedas, así como hombres con bastón avanzaron ante el templete donde están las autoridades, acompañando a sus trabajadores en activo para recordar que tienen derecho a la jubilación.

Minutos antes, la dirigente del Sindicato de los Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado, Carmen Mancha, recordó que sigue la posibilidad de un emplazamiento a huelga para exigir respeto a los derechos laborales.

El sindicato exige mantener las jubilaciones sin el promedio de años laborados que modificaron los diputados y que la reforma de diciembre pasado a la ley de trabajadores no sea retroactiva.

La líder sindical señaló que se tuvo una primera mesa de diálogo con la autoridad pero no se descarta un emplazamiento a huelga. “Yo creo que va a ser pronto porque estamos en el conteo, preparando la documentación. Lo tenemos en nuestras mantas”.

Asimismo, exigió a la Defensoría de los Derechos Humanos que respete el pago de unos siete jubilados que no reciben su dinero desde hace cuatro meses.

Más tarde vendrían los maestros disidentes y su exigencia de revertir la Reforma Educativa, así como la abrupta suspensión del tradicional desfile obrero.

Sin embargo, aún con las puertas cerradas tanto en la Secretaria de Gobierno como en el Palacio de Gobierno, las proclamas en la calle Corregidora siguieron, esta vez a cargo de trabajadores del Servicio de Limpia del municipio de Querétaro y cientos de simpatizantes de la Unidad Cívica Felipe Carrillo Puerto. Con información de Quadratín

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