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La sana crítica institucional es aquella que tiene la finalidad de construir y no destruir, señaló el coordinador de los diputados del PRI en Querétaro y Presidente de la Conferencia Nacional de Legisladores Locales Priístas (Conalpri), Mauricio Ortiz Proal, en respuesta a las afirmaciones que hizo la senadora de este partido Lilia Guadalupe Merodio Reza, quien exigió la “destitución” de Enrique Ochoa como presidente del CEN del tricolor.
Ortiz Proal expuso que Merodio Reza “tiene todo el derecho de expresar sus opiniones”, pero subrayó que no coincide con tal posición.
Hay dos tipos de priístas, dijo, aquellos que asumen su militancia con madurez y responsabilidad, conocen sus derechos pero también sus obligaciones y entienden que en la vida interna de un partido plural y diverso deben prevalecer valores como el respeto y la institucionalidad.
Estos priístas, agregó, saben que hay momentos en que las candidaturas en las dirigencias no son patrimonio de grupos o persona, que se determinan atendiendo a la competencia democrática, “que cada día es más difícil y exige decisiones asertivas”.
Por otro lado, indicó que “están quienes habiendo llegado a importantes cargos gracias al partido, en un acto de desmemoria lo olvidan y caen en el autoengaño de creer que fue por méritos estrictamente personales.
Estos últimos, apuntó, suelen sentirse dueños del partido y se la pasan “recetando soluciones” que jamás aplicaron cuando ocuparon espacios de dirigencia.
“La senadora Merodio exige la destitución de Enrique Ochoa. El sólo hecho de que lo haga, exhibe un partido al que le corre sangre por las venas, la crítica refleja vitalidad, una que le hacía falta al PRI”.
“También habla de tolerancia, otro pilar de la democracia interna que el propio Ochoa ha fomentado. En otras palabras: halaga el desplante de la chihuahuense porque en él mismo va un reconocimiento implícito al trabajo de Enrique Ochoa Reza”, dijo.
Agregó que curiosamente esa ha sido la tónica de las recientes “descalificaciones” al trabajo del actual CEN: “Compañeros que descalifican hoy procedimientos y prácticas, de las que se beneficiaron el día de ayer... son la contradictoriedad en su máxima expresión”.
