Según expertos y lo que expone el Consejo Estatal Contra las Adicciones (CECA) se estima que 10% de la población de cada entidad tiene problemas de alcoholismo; en Querétaro sólo 10 mil personas se reconocen con esta enfermedad cuando la cifra asciende a 200 mil.

Esto lo informó Guillermo Tamborrel Suárez, titular del CECA, quien explicó la existencia de “dos grandes” mitos en torno al consumo de alcohol que impiden que se atienda en etapas tempranas, “en Querétaro estimo que se puedan llegar a reconocer entre 10 y 12 mil cuando la realidad deben haber 180 o 200 mil, es mucha la diferencia”.

Uno de esos mitos, mencionó, es que la sociedad piensa que el alcohólico es quien bebe todos los días o tiene una vida “de miseria” o con graves problemas personales por su consumo, cuando la mayoría de “bebedores sociales” enfrentan una dependencia del alcohol para sentirse bien o encajar en un ambiente.

“Existe el mito de que alcohólico es el que bebe todos los días y que es el ‘teporochito’ que ves en la calle, todo mugroso, pero ‘yo no’, cuando la realidad es que también hay presencia de alcoholismo en muchos de los que se dicen bebedores sociales”.

Describió que hay personas, especialmente jóvenes, que esperan a que llegue el fin de semana para beber; son personas que no ven un problema porque cumplen sin contratiempos sus obligaciones laborales, de estudio y personales.

“Llegan al fin de semana y empieza a beber hasta que acaban ahogados de borrachos, o personas adultas que están esperando la comida con los amigos, la carne asada, que empiezan a beber desde el mediodía y hasta la madrugada del día siguiente, no pueden parar, están esperando toda esa semana, que empiezan a beber y no paran”.

Estas conductas, aclaró, son propias de una persona alcohólica y con altas probabilidades que alcanzar un nivel grave de enfermedad.

El segundo mito es que se piensa que la intervención del alcohólico tiene que ser con internamientos en anexos, cuando en una etapa temprana se puede corregir con terapias ambulatorias. Estas prácticas no reconocidas como problemas impiden un reconocimiento del inicio de un problema que puede ser intervenido y curado sin llegar a terapias más agresivas como el anexo.

El CECA cuenta con Centros de Atención Primaria de Adicciones (CEPA) a donde se canalizan a adictos potenciales “decenas de miles de personas pudieran ser atendidas por terapeutas en tratamiento ambulatorio y con eso sería suficiente, pero lamentablemente ni se reconocen hasta que caen en un consumo excesivo”.

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