Debate con todos los actores, pide la Iglesia católica para evitar una decisión unilateral en el tema de la legalización de la mariguana.

En Querétaro, el vocero de la Diócesis, Saúl Ragoitia Vega, refirió lo que el papa Francisco habló sobre el tema de las drogas durante la pasada Jornada Mundial de la Juventud (JMJ): “Condenó el narcotráfico y rechazó la legalización del consumo de las mismas”.

El Papa también hizo la reflexión de “cuántos mercaderes de la muerte siguen la lógica del poder y el dinero a toda costa, no es la liberación del consumo de drogas —como se está discutiendo en varias partes de América Latina— lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química”.

Como representantes de una comunidad, continuó Ragoitia Vega, no pueden permanecer indiferentes a las situaciones que dañan a las familias y a la sociedad en general. Por eso es necesario que se escuchen las voces de todos los niveles de la sociedad: padres de familia, instituciones dedicadas a la rehabilitación e incluso, rehabilitados.

“Es importante que haya una sinergia, que estén todos los actores, hoy está participando la Iglesia, señalando y advirtiendo los riesgos de pensar en una legislación y es nuestra postura que tiene sus razones profundas y nos lo ha dicho el Papa”.

Puso especial énfasis en que la discusión debe incluir a “todos los actores, porque si no se vuelve unilateral, los debates y las discusiones tienen que ser desde diferentes ángulos para poder realmente incidir en una sociedad; es importante que sea con mucha responsabilidad, sin caer en la ‘politiquería’”.

La comercialización legal de las drogas no soluciona los problemas del consumo, esta es sólo una salida superficial que enriquece a una minoría, mientras se denigra al ser humano consumidor, explicó.

Refirió que la sociedad vive un tiempo de crisis, en donde parecen tener más valor los bienes materiales que las virtudes de las personas.

“Vivimos un cambio de época y una época de cambio: hoy las personas vivimos en una especie de transición cultural, de todos los niveles, hay una especie de turbulencia, en donde vienen las familias y entran en esa turbulencia: social, cultural, de valores, que está generando una crisis”.

La Diócesis de Querétaro une su voz a la del arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, quien hizo un llamado “desde la caridad, a todos los legisladores para que recuerden el compromiso de todo servidor público: el bien común de la sociedad, que toda ley emanada de la Legislatura sea seriamente pensada y consensuada”.

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