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Misael Adonai es un hombre de 21 años, sordomudo de nacimiento. A él se le diagnosticó la discapacidad a los dos años de edad, relata su madre, Enedina Daza Herrera. Asegura que para su familia, los retos han sido grandes, sobre todo en la educación. Misael cursa el 4to° semestre en el Colegio de Bachilleres de Querétaro (COBAQ) Plantel Corregidora y es un buen estudiante con 9 en promedio de calificación. Dijo sentirse orgulloso de que exista una institución pública en donde él puede estudiar de forma regular con personas que no tienen una discapacidad. A través de un interprete del lenguaje se señas, Misael indicó que la convivencia con los compañeros en el COBAQ ha sido muy buena y su discapacidad no le ha impedido el tener amigos y en conjunto practicar la comunicación del lenguaje de señas, preparar tareas, y tener una educación de calidad. Antes de ingresar al COBAQ Misael se estudiaba en el CETis, sin embargo, en dicha institución educativa no había materiales ni materias adaptadas a él como una persona con discapacidad auditiva. “Por ejemplo yo cursaba la materia del español y me llevaba demasiado tiempo, no había exámenes rápidos ni un progreso rápido que yo necesitaba”, manifestó Misael. Indicó que a su llegada al COBAQ las cosas han cambiado, pues en 2 meses se aplicaron con la enseñanza tanto maestros como él y se tiene un avance significativo en su educación. Dijo que aparte de él, en la institución tienen un total de 21 personas con discapacidad. “Yo me siento muy orgulloso de mis compañeros porque en conjunto con oyentes y la comunidad sorda intercambiamos vivencias, aprenden la lengua de señas, hay buena relación”. Misael pide que se apoye más a las personas sordas, los padres que tienen un hijo con esta discapacidad que les apoyen y haya más comunicación porque no existe actualmente. Él comenta que hay familias que al no aprender el lenguaje de señas no pueden ayudarles con sus tareas a sus hijos y a atender sus necesidades. Su madre, Enedina Daza Herrera dice que los retos que ha tenido que superar se presentaron desde que Misael era pequeño, en primer momento al aprender el lenguaje de señas. “He crecido con él en el lenguaje de señas para poderlo ayudar porque yo siempre dije si algún día mi hijo tiene algún problema yo necesito estar junto con el interprete para saber que es lo que dice mi hijo y que es lo que tiene”. Detalló que su hijo es sordomudo, y que fue desde los 2 años que le informaron los doctores sobre su discapacidad, pero que ella y su esposo ya lo habían notado desde que Misael tenía un año y medio. Sin embargo, relata, que fue hasta los 2 años de edad, luego de que le realizaran un estudio de audiometría, que le dijeron que su hijo es ipoácustico lateral profundo, “y pues ni modo a salir adelante”. “Nunca me cohibí, nunca me caí al contrario me supe levantar”, exclama la señora Enedina quien recuerda que este suceso pasó en la ciudad de Puebla, donde nació Misael. Al pasar los años, buscaron alternativas para el desarrollo de su hijo, y en primera instancia lo metieron a un Centro de Atención Múltiple (CAM), que era el único lugar donde se le podía dar la educación necesaria. “Pero ahí los grupos eran desde intervención temprana, preescolar, primero de primaria y segundo. Luego se formaba un nuevo grupo de tercero, cuarto y sexto y hasta allí no había más educación más que eso, y yo decía no, no, no, yo quiero que mi hijo se supere, yo quiero que se supere que aprenda”. Derivado de que la señora Enedida es originaria de Querétaro decidió volver a la ciudad a buscar alguna alternativa y lo inscribió en la escuela Helen Keler al terminar el 3er grado de preescolar en el CAM. “Aquí terminó la primaria y la secundaria y cuando terminó la secundaría nos fuimos a Puebla y otra vez no encontramos nada, nos encontramos con que no hay nada, y nos regresamos a Querétaro”. La señora Enedina dice sentirse muy orgullosa de su hijo quien ya va en 4to semestre del COBAQ y dijo es una suerte que exista una escuela en donde pueda convivir y aprender como una persona regular, con una educación completa para él. “Estuvimos ruede y ruede porque empezó a ir al CETIS pero después ya no hubo interprete y se abrió el COBAQ y nos fuimos para allá. Fue un año cero el que hizo en esta escuela y después ya se integró a los grupos regulares”. Explicó que el COBAQ es una institución incluyente tienen el modelo muy completo de enseñanza, porque todos los alumnos llevan todas las materias como Química, Biología, Español, Física, Informática, Inglés y pese a su discapacidad “Misael sabe todo”.