Durante más de 60 años el señor Gregorio Vega Banda se dedicó a trabajar para el campo en diferentes municipios de la zona serrana del estado, sin embargo, a sus 84 años él y su segunda esposa ya no pueden llevar a cabo alguna labor que les otorgue recursos económicos, por lo que su anhelo es poder acercarse al gobernador para pedirle una andadera que le dé la posibilidad de abandonar el bordón de madera vieja en el que soporta su andar.
Con paso cansino y tomado del brazo de su hija menor, este excampesino arribó al auditorio municipal de Landa de Matamoros, donde más tarde estaría el gobernador Francisco Domínguez entregando apoyos alimenticios, sin embargo, él no sabía precisamente qué apoyos darían ya que solamente le dijeron que llevara “unas copias” para recibir una despensa, aunque su aspiración era otra.
Originario de Pinal de Amoles, este hombre relató que tuvo que salir de su casa hace 67 años para buscar un empleo en otras ciudades, hasta que el destino lo llevó a Landa. Sin educación ni conocimiento de un oficio específico tuvo que buscar empleo en cosechas de frutas y verduras, ahí conoció todo sobre el campo, creció como padre de familia y forjó toda su vida.
Sin embargo, tan rápido como llegaron las oportunidades de empleo, se fueron. Y es que desde hace 30 años don Gregorio está enfermó de los riñones a un grado de tener que dializarse todos los días. Con el paso de los años ha mermado su salud, su espalda se ha encorvado, sus piernas han perdido fuerza y con sus ojos rodeados de arrugas apenas puede dimensionar imágenes borrosas.
Sobre la despensa que está por recibir afirma que es de mucha ayuda, a pesar que contiene unos cuantos productos que ni siquiera completan la canasta básica. Sin embargo, para mejorar su calidad de vida son necesarios otros apoyos, como unos lentes, que ya le fueron negados por autoridades municipales y sus recursos no son suficientes para adquirirlos.
El evento pasa de inicio a fin y el beneficiario de una escueta despensa no se inmuta, no puede inmutarse, al concluir es el momento idóneo para solicitar la anhelada andadera, pero nuevamente Francisco Domínguez es escoltado hasta la salida por personas que no le permiten hacer su petición.