Sin agua potable, drenaje, luz ni servicio de recolección de basura, es como viven diariamente los vecinos de la colonia El Tepeyac, ubicada en el norte de la capital queretana, y cuyos habitantes se sienten olvidados por las autoridades.
Así lo dio a conocer la señora María del Carmen López Aguirre, quien reveló que gracias a los esfuerzos de los pocos colonos que se han animado a vivir en la colonia, cuentan con un deficiente servicio de agua, al haber instalado —por sus propios medios— un hidrante con el que suministran el vital líquido a los habitantes.
Dijo que de las casi 80 personas que tienen propiedades en la colonia, son cerca de 20 las que se han “animado” en el lugar, debido a que las condiciones de vida son cada vez más difíciles, considerando las carencias con que se deben tolerar.
“Aquí son casi 80 dueños de estas casas, algunas ya estaban habitadas; antes éramos muchos, pero como las autoridades ni nos hacen caso, varios vecinos decidieron poner a la venta su propiedades e irse a vivir a otros lados, pero les ha salido igual de mal, porque en estas condiciones de la colonia, nadie les compra sus terrenos”, refirió María del Carmen.
Explicó que gran parte del coraje que experimentan tanto ella como los pocos vecinos que aún restan, es que la zona no se encuentra catalogada como irregular, pues dijo, anualmente deben cubrir el pago del predial por dichos inmuebles.
Aunado a esto, se sumó el hecho de que desde hace pocas semanas, el servicio de recolección de basura dejó de atender las calles de esta demarcación, “por el nuevo establecimiento de las rutas de los camiones”, según el argumento que autoridades municipales dieron a los inconformes y que compartió la afectada.
Otra de las pocas habitantes de El Tepeyac, Agustina Pérez Reyes, dijo que al haberse disminuido considerablemente la presencia de vecinos, esta situación fue aprovechada por delincuentes que abusando de la carencia de alumbrado público en la zona, roban cualquier objeto que se encuentre dentro de las propiedades.
“En mi casa ya van varias veces que se meten, le han robado herramientas a mi esposo y luego hasta la ropa se andan llevando, a veces ni les importa que uno los vea y les diga algo, porque saben que no le podemos hacer nada, estamos solos”, lamentó.