César Marcelo de Jesús, un joven queretano de 22 años, comentó que hace tres dejó de estudiar para incursionar en la mecánica, actividad que le ha permitido solventar sus gastos y apoyar a su familia.
Un sueldo de mil pesos semanales es el que percibe por desempeñarse como ayudante en un taller. Su trabajo consiste en la venta de artefactos y sustancias para el mantenimiento de los vehículos; además ofrece servicios de mecánica en general.
“Aquí nomás hacemos cambios de aceite, para los carros vendemos filtros de aire, gasolina y agua. Cuando llegan carros les hacemos el servicio de afinación, cambio de aceite, de bujías, lavado de inyectores y nada más”, relata.
Respecto a cuánto le pagan por sus servicios, exclamó “bien poquito, como mil pesos a la semana (…) pero ahorita está bien (…), es una cantidad más o menos regular”.
Este ingreso económico, César lo destina para el pago de renta, servicios de vivienda y solventar sus gastos.
“Vivo con mi familia y doy para pagar el agua, la luz o cualquier cosilla, para la renta y obviamente para mis gastos, nada más en eso ocupo mi sueldo”.
De su jornada laboral explica que trabaja de lunes a sábado —descansa los domingos— y comprende una temporalidad, de nueve horas de lunes a viernes —de las 10:00 de la mañana a las 07:00 de la noche— y los sábados el horario se reduce a cinco horas y media.
“De lunes a viernes entro de 10:00 a 19:00 horas (…), los sábados de 09:00 a 14:30 horas; pero descanso los domingos”, confirmó.
El joven mecánico relató que desde hace tres años emprendió su experiencia en el sector automotriz, “he trabajado en pequeños talleres y me he desarrollado en este ámbito”.
El tiempo que ha dedicado al trabajo es el mismo lapso que lo distancia de su último acercamiento con la escuela.
Según un reporte emitido en 2012 por el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), 30.7% de los jóvenes queretanos —entre 14 y 29 años— únicamente trabaja, es decir, 189 mil 356.
César comentó “tengo casi como unos tres años que me dedico a esto. Ya no estudio, lo dejé hace como tres años”.
“Ya no llamaba mi atención”
De las causas que motivaron su deserción escolar aseguró “lo dejé porque ya no, nomás ya no quise seguirle, simplemente la dejé. Ya no me llamaba la atención. Terminé hasta la secundaria y ya estuvo”, compartió el mecánico.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 2010, reporta que en el estado de Querétaro el promedio de escolaridad —en población mayor a 15 años— es de 8.9, que equivale a la secundaria concluida.
Debido al desinterés que mantiene por su formación académica: “la verdad, la verdad, no me gustaría regresar. Me gusta trabajar”.
Respecto a sus aspiraciones de profesionalización, expresó que para concretarlas se requiere de oportunidades que en ocasiones no se presentan o que se dejan pasar. “Tal vez yo mismo las dejé pasar, pero ni modo (…) aunque siempre me ha gustado la mecánica”, asegura.
Al preguntarle dónde se encuentra su mayor necesidad —¿en el trabajo o en la escuela?—, asentó que en el trabajo: “es el trabajo más que nada”.