Cartas, revistas, paquetes, recibos y demás envíos son los que diariamente remite Gabriela Mora Guerrero, una mujer de 40 años, quien se desempeña como cartera.
Habitualmente recorre alrededor de cuatro horas las calles del Centro Histórico de Querétaro, que es la zona que le corresponde.
Gabriela inició en esta labor desde hace cinco años, cuando vivía en el Distrito Federal, pero desde hace un año que labora en la entidad.
“Llevo cinco años en este trabajo, empecé primero en la oficina, en una ventanilla, y ya después me gustó más andar en la calle de cartera; es más padre, me gusta todo de mi trabajo”. Convivir con la gente y transitar por las céntricas calles de la capital queretana —dice—, son los aspectos que más disfruta de su labor como cartera.
Dentro del ámbito personal, Gabriela tiene dos hijos —de 21 y 10 años, mismos que llegaron junto con ella a Querétaro—, y quienes también han cuestionado el trabajo de su madre.
“Luego dicen, no mamá, como que andas en la calle, incluso luego ellos vienen y me ayudan”, relató.
Prefiere caminar por las “estrechas calles del centro”, a pesar de que su trabajo los proveen de bicicletas y motocicletas con el fin de realizar las entregas necesarias.
Asegura que “a veces les traigo buenas o malas noticias”. Aunque varía el carácter de la información que Gabriela entrega dice que trata de ser el intermediario entre el remitente y el destinatario.
Entre las noticias que carecen de agrado se ubican los recibos de pagos, entre las que propician felicidad se ubican las cartas de los familiares lejanos o los paquetes que ya son esperados ansiosamente. “Con los pagos se sorprenden, aunque todavía reciben cartas que les mandan sus familiares”.
De 400 envíos que reparte al día, tan sólo 10 son cartas, es decir, 2.5% son escritos, “no son muchísimas, 10 al día, de 400 en reparto”.
Los envíos se entregan diariamente, pues el mismo día que llegan a Querétaro procura de llevarlos. “La correspondencia que llega es lo que se tiene que sacar al día”.
La jornada de Gabriela comienza a las 7:30 de la mañana, en el momento en que llega a las oficinas de Correos de México, “entro a trabajar a las 7:30 a esa hora ya está mi costal. Vengo y distribuyo, hago mi ruta y a las 8:30 salgo para hacer las entregas”.
Como parte de su itinerario señaló que “reparto en todo 5 de mayo, 16 de septiembre, 15 de mayo también, Mariano Reyes, avenida Universidad, luego me regreso por todo Gutiérrez Nájera, reparto dentro del mercado La Cruz, hasta Venustiano Carranza e Independencia”.
Las desavenencias climatológicas que en ocasiones son factores que le impiden realizar su labor, “cuando llueve hay veces que de plano no se puede salir porque se moja la correspondencia, y si no tienen buzón se cae, se humedece y la gente se enoja. Hay momentos en que llueve poquito y sí salimos de volada a dejar los más importantes, como el recibo del teléfono”.
Añade que “le gusta su trabajo porque conozco mucha gente y luego hay personas mayores que te empieza a platicar y hora sí que uno sirve como paño de lágrimas”.
Pero además de hablar gustosamente de su trabajo recuerda que en una ocasión un perro la sorprendió al entregar la correspondencia y la mordió; pese a tal inconveniente, lo demás ha sido agradable, gusto y todo un orgullo por ser cartera.
Pero las desavenencias climatológicas no han quebrantado la labor de Gabriela Mora Guerrero, quien reconoce su mayor satisfacción es conocer gente y ver sus expresiones, “cuando uno trae paquetes que vienen de fuera y que los esperan los reciben bien emocionados”, finalizó.