D esde muy temprano, dependiendo de la cantidad de eventos que se tengan en el día, comienzan a llegar jóvenes a la casa de campaña del candidato a la gubernatura del estado, Roberto Loyola Vera. Se trata de brigadistas que son los encargados de la animación en diversos puntos de la ciudad.
Mientras esperan a su dirigente, comienzan a salir en grupos “a dar la vuelta”, pues en algo deben ocupar su energía antes de que les sea asignada una labor para apoyo del abanderado tricolor.
Una vez que avanza el reloj, los chavos son llamados al interior de la casa de campaña para recibir instrucciones de adultos. Ahí las palabras de aliento incentivan a los brigadistas a gritar y cantar consignas a favor de Roberto Loyola.
Armados con tambores, estampas para carros, playeras, gorras e incluso maracas, los jóvenes comienzan a salir. Los más afortunados caminan unos pasos hasta llegar a la intersección de calzada de Los Arcos y Bernardo Quintana, donde comienzan su jornada recordándole a los conductores que en los próximos 35 días el estado se encuentra en proceso electoral, por lo que su labor es reiterar con cánticos que hay que ir a votar el próximo 7 de junio.
Es así que por todo el Centro Histórico, y principales vialidades, se pueden apreciar brigadistas entonando canciones copiadas de porras de futbol, que invitan a sufragar en favor de Roberto Loyola, enalteciendo sus propuestas y haciendo referencia a que su proyecto de trabajo es el más interesante para dirigir el destino de los queretanos, los próximos seis años.
Saltos, gritos, aplausos, chiflidos y demás sonidos son los que producen estos jóvenes cuando algún conductor simpatizante toca el claxon en respuesta de apoyo a la campaña tricolor. En algunas ocasiones los jóvenes suelen parar las vialidades por algunos minutos al aprovechar el semáforo en rojo para ondear sus banderas, y promocionar al candidato.
Así, la población queretana suele observar este tipo de espectáculos públicos como parte del proceso electoral, cuya participación es en gran parte de jóvenes, aún estudiantes que, cabe mencionar, no tienen claro su destino laboral luego de que concluya su trabajo como porristas de campaña.