Han pasado cinco días y la mayoría de Morena de la Cámara de Diputados sigue sin reponerse de la histórica derrota que sufrieron cuando las y los diputados de oposición rechazamos contundentemente la Reforma Constitucional en materia de energía eléctrica. Ni hablar de la actuación del Presidente de la República, que incluso nos ha acusado de ser traidores a la patria y nos ha amenazado con imputarnos por este delito, a pesar de que las opiniones de los legisladores son inviolables de acuerdo con la Constitución.
Tanto el Presidente como su mayoría legislativa, con su forma de actuar que ha puesto en riesgo la integridad de las y los diputados de oposición, sólo demuestran que ni siquiera les importaba el modelo de energía eléctrica de la reforma sino imponer su voluntad sin contrapesos. Un país donde la voluntad del presidente se impone sin ningún control es una dictadura; impedir ese retroceso hacia el autoritarismo es nuestra responsabilidad.
Para ello me eligieron hace casi un año las y los ciudadanos del Distrito 4 de Querétaro: la gente ya está cansada de ocurrencias y despilfarros presidenciales que sólo han encaminado a nuestro país hacia una de las peores crisis que hemos vivido en los últimos 100 años. Está muy claro que la primera vía para resolver el problema en el que nos encontramos es ponerle un alto a las decisiones presidenciales que han demostrado ser tan tóxicas para México como la reforma que pretendían aprobar.
Es necesario recordar que esa reforma iba a traducirse en energía eléctrica más cara y contaminante. Todos íbamos a sufrir el incremento de las tarifas de luz, no sólo porque ahora se iba a producir prioritariamente mediante el uso de combustóleo, sino también por la concentración de atribuciones en la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que se ha demostrado que tiene múltiples problemas de corrupción desde que la dirige Manuel Bartlett.
Por otra parte se iba a cancelar el compromiso de avanzar en la transición energética hacia formas de producción más limpias, un compromiso internacional de México. Mientras en el resto del mundo los gobiernos y la sociedad invierten en la producción de energía a través de fuentes limpias y renovables, México habría dado pasos en sentido contrario, lo cual afectaría de forma irreversible al medio ambiente y comprometería de forma irresponsable los recursos de las futuras generaciones.
Por el bien de México, hago un llamado al Presidente y a la mayoría de Morena a pasar la página y ponerse a trabajar.
Su gobierno tiene a México sumergido en la inseguridad y en medio de una grave crisis económica, y lejos de brindar soluciones o abonar para construirlas con la oposición, están perdiendo el tiempo lamentándose por ya no estar más en un país donde nadie les decía que no. Pero como lo demostramos este domingo: México tiene una oposición fuerte y unida y, por Querétaro, seguiré alzando la voz contra el autoritarismo.