Cuando Mauricio Kuri apareció en el escenario político electoral, asumiendo la presidencia municipal de Corregidora en el 2015, era previsible que su mirada estaba puesta en la Casa de Doña Josefa Ortiz de Domínguez, consciente de que el salta de un municipio a la titularidad del gobierno estatal, era algo complicado, decidió competir por una curul en el Senado de la República, para posteriormente hacer los surcos necesarios para llegar a la tan ansiada gubernatura. Siendo honestos, la participación en la Cámara Alta del hoy gobernador fue discreta, sin mayor relevancia a pesar de que en su momento llegó a la coordinación de su grupo parlamentario, palabras más, palabras menos, hizo lo mínimo necesario para hacerse notar al interior de su bancada.
Para fortuna del exsenador, la cama estaba tendida, no tuvo oposición alguna, la participación de su principal oponente en las elecciones de 2021 tuvo un actuar de pena ajena, puras lástimas generaba conforme pasaban los días de su campaña, en pocas palabras, Kuri fue gobernador desde el momento en que el también senador Gilberto Herrera no fue el candidato del partido Obradorista. Ante la hegemonía del blanquiazul en la entidad y las candidaturas morenistas encabezadas por personajes non gratos, con pasado tricolor y azulado, el PAN tuvo un juego fácil en aquel proceso electoral y prácticamente borró a su oposición del mapa.
Con todas estas condiciones a favor, las manos del sector privado de Querétaro y de otras latitudes comenzaron a frotarse, sabedores que el entonces candidato ganador no sólo tenía empatía con ellos, sino que en el pasado inmediato los había representado. Ante dicho escenario, los diferentes líderes de los grupos empresariales, decidieron echar andar la maquinaria privatizadora que tanto presumen, como parte elemental de su proyecto de nación y filosofía partidista. La realidad es que el presente de Querétaro se encuentra condenado, el partido en el gobierno estatal no ha logrado sorprendernos, simple y sencillamente ha sido fiel a su origen en la historia, siempre de la mano de los privados, criminalizando a quien disidente con ellos y echando bajo tierra cualquier clase de proyecto o trabajo que procure el bienestar popular.
Hoy la privatización del agua en Querétaro se consumó con 16 votos, un par de obsoletas abstenciones, una ausencia y cinco votos en contra. Sólo 16 manos bastaron para arrebatarle a los queretanos y queretanas la oportunidad de gozar del derecho humano al acceso al agua, nuevamente este recurso se pone en manos de privados que vienen con toda la intención de lucrar con el vital líquido. Apenas en la Legislatura pasada, Laura Polo impulsó una iniciativa que buscaba garantizar este derecho que todas y todos tenemos, pero en ese entonces y de manera sigilosa y tramposa, dos legisladores blanquiazules y uno tricolor echaron por la borda el trabajo realizado para brindarle certeza en cuanto al acceso al agua a la población entera.
Espero, con fe, que el voto de castigo, será la forma de responderle al Partido Acción Nacional, no podemos permitir que se apropien de algo que nunca ha sido suyo, lo del pueblo para el pueblo, porque el pueblo se lo ganó.