Política

Opinión. Sobre el tejido social

Si se fomentan estos valores desde la educación del individuo, se tendrá un tejido social fuerte y, por consecuencia, sociedades fuertes en la construcción de un futuro común de bienestar. 

Foto: Facebook. Agustín Dorantes
11/11/2022 |09:25
Redacción Querétaro
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Lo que nos hace parecidos unos a otros, los vínculos que nos unen, nuestros deseos y aspiraciones comunes y que nos identifican, son sin duda los rasgos que nos convierten en una comunidad y que nos hacen empáticos unos hacia los otros.

Esto es el tejido social, que nos da cohesión y nos permite hacer una vida en comunidad, mismo que se refleja en la convivencia familiar, el ambiente laboral, la dinámica en las escuelas y la vida vecinal en los barrios, colonias y comunidades.

Cuando el tejido social se debilita, el espacio que los ciudadanos deberían de utilizar es suplantado por la violencia, el crimen y lo antisocial. Por ello, se tiene que insistir en acciones que ayuden a las personas a conocer y asumir cuál es el origen de su comunidad, su historia y sus valores.

Es importante recuperar la convivencia, los espacios públicos y las tradiciones, porque estos detonan la comunicación, la confianza mutua y los objetivos comunes.

Esa convivencia debe ser sana y constructiva para la creación de espacios que promuevan el respeto y el diálogo, que son los factores que nos convierten en una comunidad; no las calles, ni los edificios, ni los centros comerciales.

Es la gente quien da forma a la sociedad en la que quiere vivir.

Fortalecer el tejido social significa también fortalecer nuestra identidad. Es decir, quienes somos como comunidad y cuáles son nuestras metas comunes, para desarrollar una confianza solidaria que nos permita protegernos mutuamente y desarrollar una visión común.

Por eso el papel de la familia es la base de todas las sociedades, porque es dentro de la familia donde se comienza a construir esa identidad, como  persona y como miembro de un cuerpo social.

Por ello la labor de los padres es tan importante para ayudar a generar, desde la educación de los hijos, los valores culturales que los ayudarán a formar parte de la comunidad y adoptar actitudes de respeto, no discriminación y tolerancia, que son fundamentales.

La reconstrucción del tejido social es una apuesta por la familia, para  mantener los vínculos comunitarios firmes y una identidad cultural sana y dispuesta a la convivencia armónica.

Las actividades deportivas, culturales y de apropiación de los espacios públicos por parte de las familias, tienen un valor muy particular para generar esa reconstrucción; por eso las estrategias que invitan a las personas a salir de sus hogares y disfrutar de su ciudad para convivir unos con otros, pueden resultar sencillas, pero nos acercan efectivamente y nos unen como mecanismos de integración social.

El deporte, el arte y las actividades de integración comunitaria, también son buenos detonantes del vínculo social, para conocernos mutuamente e identificarnos.

Es especialmente importante centrarse en los niños y jóvenes, en tiempos donde las redes sociales promueven la convivencia virtual en lugar de la real; es necesario evitar el aislamiento físico y psicológico, porque estos llegan a generar actitudes de indiferencia hacia los demás. Las claves de la buena convivencia que se deben inculcar son la unión familiar, la inclusión, la solidaridad y el respeto.

Si se fomentan estos valores desde la educación del individuo, se tendrá un tejido social fuerte y, por consecuencia, sociedades fuertes en la construcción de un futuro común de bienestar.