La convocatoria estaba hecha. La Diócesis de Querétaro invitó a la misa en honor a Santo Tomás Moro en la Catedral Metropolitana a las 9:00 horas, pero pocos servidores públicos llegaron a la ceremonia. Alfredo Botello y María del Carmen Zúñiga, fueron los únicos funcionarios que llegaron.
El obispo de la Diócesis de Querétaro, Faustino Armendáriz Jiménez, tampoco ofició.
La mañana dominical de la capital queretana no fue diferente a cualquier otra. Las familias se apresuraban para ir temprano a misa a alguno de los templos abiertos desde temprana hora.
Otras buscaban un restaurante para desayunar. Los turistas extranjeros aprovechaban para caminar por las calles del centro y visitar los monumentos históricos capitalinos. Es un domingo ordinario.
En la Catedral Metropolitana se esperaba la llegada de servidores públicos del estado desde las 9:00 horas, con motivo de la misa que se celebraría en honor a Santo Tomás Moro, declarado por el papa Juan Pablo II años atrás como el patrono de los políticos y los gobernantes.
Aunque la fiesta oficial de este santo es el 22 de junio, la misa en su honor se llevó a cabo este año el domingo 23 de junio.
Sin embargo, a pesar de la que Diócesis de Querétaro había anunciado durante la semana que la misa para los políticos sería el domingo, y que sería encabezada por el obispo Faustino, pocos llegaron a la cita.
Acudieron a la misa el secretario de Educación, Alfredo Botello Montes, así como la directora estatal de Archivos, María del Carmen Zúñiga Hernández, quienes participaron en la misa de 9:00 con los ciudadanos que acuden al templo, en la esquina de Ocampo y Madero.
La misa transcurre de manera normal. El cura que oficia lo hace como en cualquier otro día. En la homilía apenas si hace referencia al santo inglés que fue torturado y asesinado por no reconocer a la iglesia anglicana que fundó Enrique VIII.
En el templo están una decena de niñas y niños que harán su primera comunión la próxima semana y que se preparan para ese ritual católico. Escuchan y participan en misa como los demás fieles que llenan la catedral.
Al terminar la eucaristía, los fieles salen lentamente del templo. Los niños que harán su primera comunión se toman una fotografía grupal frente al altar. Luego salen acompañados de sus familias.
Alfredo Botello y Carmen Zúñiga salen juntos. Él avanza por delante y al lado de su familia. Algunas personas se acercan a los servidores públicos a saludarlos. Ellos sonríen a los ciudadanos, dan un apretón de manos y se despiden.
Carmen Zúñiga, la primera mujer en ocupar la alcaldía de Querétaro, aunque fuera de manera interina, sale acompañada también de su familia. Saludan a algunos conocidos y se toman una foto con una imagen de Santo Tomás Moro frente el templo.
Luego, Botello Montes atiende a un par de reporteros. Explica que Santo Tomás Moro, el patrono de los políticos, es celebrado el domingo con una misa. “Es un santo que fue referido y fue definido por el papa Juan Pablo II como el patrono de los políticos por su forma de ser, por su vida misma. Fue un gran ejemplo de cómo se puede estar sirviendo a un pueblo, sin abdicar a las creencias que tuvo”, sostuvo. Tras la breve charla se retira del lugar.
Mientras tanto, Carmen Zúñiga se pone de acuerdo con su familia para ir a almorzar a algún restaurante cercano. Deciden pronto a cuál ir y se retiran.
La rutina continúa. En la siguiente misa de catedral la rutina dominical no se rompe. Es lo mismo de siempre. Los feligreses llegan, se sientan en las bancas del templo, escuchan las lecturas, la homilía, participan en la eucaristía y se van.
No hubo camionetas manejadas por choferes con los mismos cortes de cabello que llegan por los funcionarios que, vestidos de manera casual, bajan las escaleras del templo, sonriendo a los presentes y saludando con la mano en alto.
No hay nada de eso. La calle luce vacía de autos, por momentos de peatones. Sólo el vigilante del edificio público frente a la catedral observa la calle. Mira pasar a la gente que se despide y camina en direcciones contrarias por Madero.
En los otros templos la escena no es diferente. En Santa Clara hay una procesión que avanza por Madero rumbo al jardín Guerrero. No son más de 10 personas que avanzan por el andador, mientras el resto de los paseantes apenas los ven de reojo.
Muchos de los templos del centro, para ser domingo, tienen cerradas sus puertas. No se ofician misas por la mañana en esos recintos. Los que están abiertos reciben a quienes ejercen su libertad de creer, con respeto y tolerancia.
De políticos y servidores públicos no se ve mucho. Al menos no en el domingo dedicado a su patrono Santo Tomás Moro.