En México somos 34 universidades públicas estatales, y 10 están en quiebra técnica. En la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) teníamos proyectado caer en quiebra técnica en este 2018, pero se han hecho muchos esfuerzos para resolver problemas estructurales.
Logramos salvar 2018, y esta proyección se va al 2021, ganamos tres años, pero no tenemos mucho tiempo hacia adelante si las cosas no mejoran; sólo es cuestión de tiempo porque nuestros esfuerzos también están llegando a un tope y lo demás está fuera de nuestro control.
Tenemos mucha esperanza en que este cambio de gobierno le pueda dar un giro a la educación, y que las universidades públicas tengamos ese oxígeno que nos permita revitalizarnos.
Sin embargo, en México no necesitamos generar 100 universidades más, yo creo que la solución no va por ahí, ¿por qué no nos apuestan primero a las universidades públicas estatales? Que nos apuesten a las universidades de educación pública.
Si después de apostar a eso hay cabida para más universidades estará bien, mientras tanto necesitamos ese aire que sea nuestro impulso.
Esa es nuestra solicitud: que primero se fijen en las deficiencias, en las necesidades de la educación pública superior en los estados, que le apuesten a solventar esas necesidades, y entonces después ya veremos.
México es un país de muchísimas universidades, y tal vez no es tanta la necesidad de un número mayor, sino de la calidad y cobertura de las universidades actuales.
Las instituciones de educación superior públicas tenemos que enfrentar amenazas externas que tienen que ver con el presupuesto, y que podemos ir resolviendo si contamos con un aumento en el recurso público y en el subsidio federal.
Necesitamos que se equipare y esté acorde a lo que dice la ley, que sea en concordancia, si eso se logra estoy segura de que lograremos cosas más importantes y ganaremos mucho más tiempo, con la esperanza que en el mediano plazo esas amenazas sean más lejanas.
En lo particular hemos hecho ajustes en los problemas estructurales, que son básicamente el aumento de matrícula, la exigencia de la federación de más programas educativos, y que de repente se volvió una amenaza, porque no había un plan concreto de cómo llegar a eso, y la presión de aumento en la matrícula por la explosión demográfica en Querétaro.