“Las Luciérnagas son un grupo de mujeres que son guerreras de vida, que nos enseñan, día a día, que el resto de las personas que no pasamos por una enfermedad en la cual se nos puede ir la vida vivimos de una forma hasta indiferente”, afirma Cristina González Piña, trabajadora social adscrita a la Unidad Médica de Atención Ambulatoria(UMAA) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), quien coordina este grupo de apoyo a mujeres con cáncer de mama que acuden a esas instalaciones a recibir sus quimioterapias.
La voz de Cristina se quiere quebrar, pero se sobrepone, en su trabajo así debe de ser, pues tiene que mostrar entereza frente a las mujeres que enfrentar el cáncer de seno, y aunque es difícil, en las integrantes del grupo encuentra fortaleza, en especial en Camelia Aedo, mujer de nacionalidad cubana que padece cáncer y cuyo ejemplo de vida inspiró también la creación de Las Luciérnagas.
“Ellas han sido mi motivación, en especial una. Esta paciente fue mi principal motivación, porque cuando me siento estresada, porque hay muchas actividades en la UMAA, me acuerdo de ella, porque tiene una filosofía de vida interesante. Me dijo: Yo no tengo de qué quejarme. La vida es bella en cualquier circunstancia. No tengo trabajo, quedé desempleada, vivo sola, no tengo familia y la vida sigue siendo bella”, narra mientras su voz, antes firme, tiembla, mientras sus ojos se humedecen.
Explica que una amistad la lleva a su quimioterapia, pues su único familiar que tiene, un hermano, está en fase terminal de leucemia, pero a pesar de que la vida no ha sido fácil para esta mujer, no pierde el ánimo, lo que para Cristina es todo un ejemplo de vida.
“La recuerdo mucho y digo que realmente no tengo de qué quejarme, o muchos de nosotros no tendríamos de qué quejarnos. Ella viene, es muy bromista, es un ser humano que ama la vida y me consta. Ella fue la inspiración y ella es una de esas guerreras de este lugar”, abunda.
Cristina lleva laborando en la UMAA, que se ubica en la colonia Lomas de Casablanca, un año, aproximadamente, donde además de encargarse de Las Luciérnagas, trabaja también el área de Consulta Externa, en el área de Cirugía Ambulatoria.
En el área de Quimioterapia se está implementando, explica, el grupo de autoayuda Las Luciérnagas, integrado por mujeres que están en terapia en el nosocomio, son seis sesiones, donde se abordan temas relacionados con su padecimiento, además de que se brinda terapia ocupacional para las pacientes, como elaboración de jabones artesanales.
“También se abordan temas de tanatología y adicionalmente desde hace seis meses se lleva a cabo atención adicional de apoyo a las pacientes. Hay un área de sicólogos que dan atención a las pacientes, son voluntarios, pues no tenemos sicólogos adscritos a la unidad, pero se abrió este servicio para las pacientes. Tenemos tres sicólogos actualmente. También tenemos un área de tanatología, donde nos apoya una asociación civil”, asevera.
El apoyo no se concentra sólo en el paciente, pues se trata de brindar atención también a la familia, para que las mujeres que padecen esta enfermedad puedan sobrellevar de mejor manera el padecimiento.
Además, brindan atención especial a pacientes con metástasis, por lo que el apoyo tanatológico y sicológico se vuelve esencial para paliar la situación, aunque, explica Cristina, no se debe de entender la tanatología sólo con el advenimiento de la muerte, sino de la pérdida de la salud.
La propuesta de crear el grupo de apoyo para las mujeres se vino planeando desde tiempo atrás, pero hasta hace poco se concretó, y a propuesta de las mismas pacientes se llama Las Luciérnagas, formado por 15 pacientes, de las cuales han fallecido dos.
“Este tipo de apoyo para un ser humano que está pasando por una situación de caos, en su totalidad, porque la pérdida de la salud tiene una repercusión en relación a los cambios económicos, familiares, emocionales y la situación más crítica con las pacientes es cuando hay un diagnóstico por metástasis. Hemos observado que hay muy buenos resultados en relación a apoyo de tanatología en especial, porque puede ayudar a los pacientes a que cuenten con el apoyo de su familia y tengan una mejor calidad de vida, asimilando que su ciclo de vida está por terminar. Esto es algo muy significativo, porque el paciente se va, emprende su viaje, como lo llamamos nosotros, con menos temores, la familia tienen la posibilidad de despedirlo como tal, como si fuera una ceremonia, pero trabajar el miedo es lo esencial, tanto de la familia, como del paciente”, abunda.
El trabajo de Cristina no es sencillo, se requiere de un temple especial, de una fortaleza emocional, pues estar cercana al dolor que experimentan las pacientes con cáncer no es sencillo.
“Como profesionista me mantengo en terapia sicológica de forma permanente. De otra manera el vínculo afectivo, en términos de salud mental, no debe tenerlo con las pacientes, porque de esa forma tendría una repercusión negativa en mi salud. Me mantengo en terapia, eso es lo que mantiene, en el hecho de poderlas ayudar”, precisa.
Añade que ya le ha tocado experimentar la pérdida de pacientes, pero se ha quedado con la satisfacción de todo lo que se pudo hacer por las pacientes y las familias, así como ayudar a un ser humano a bien morir.
Uno de los primeros contactos de las mujeres y pacientes que acuden con cáncer a la UMAA es con Cristina, quien les explica los servicios de apoyo que ofrece la unidad a las pacientes.
Sin embargo, existen historias de éxito, precisa Cristina, y ellas son importantes en este trabajo, pues se han incorporado a los grupos de autoayuda, situación valiosa, porque son ejemplo de resiliencia.
“Tal como el anclaje con el grupo de autoayuda, la finalidad es que exista una persona que conozca a la perfección lo que sucede cuando alguien enferma de cáncer, y no hay un ser humano que lo conozca más a la perfección que quien lo vive. Por un lado, las pacientes en el grupo han generado una red de apoyo muy importante y, por otro lado, las personas que son sobrevivientes. Tenemos dos personas que son sobrevivientes y vienen a elaborar algunas manualidades, mientras las pacientes están en su tratamiento”, agrega.
Asimismo, la próxima semana arrancará una jornada en la que, con apoyo de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), se llevarán libros para las pacientes y familiares que las acompañan, para fomentar la lectura y hacer menos pesada la espera durante las quimioterapias.