Un brasileño conquistó Querétaro y se convirtió en el ídolo de un estado. Tiago Volpi se llevó la noche, al parar tres penales en la final de la Copa MX. El marcador fue de cero a cero en tiempo regular y de 3-2 en tiros penales.
Partido que se definió desde los 11 pasos, con un Tiago Volpi convertido en el ídolo queretano, ovacionado por un estadio que se le entregó totalmente.
El arquero carioca detuvo tres penales para darle el campeonato de Copa a Gallos Blancos. Como en otros partidos, la figura del brasileño se levantó para salvar la noche y darle una satisfacción a los hinchas de los emplumados.
Para un equipo y una afición que no habían ganado nada en su historia en la primera división, la victoria de anoche se convierte en un gran paso y su mayor triunfo en su historia.
Nadie se movía de su lugar en el Corregidora. Todos querían ver el momento en el que el cuadro queretano alzara la Copa de campeón de un torneo que hasta hace poco era subvaluado por los clubes de primera división.
Tras recibir la copa el equipo corrió a celebrar frente a la Resistencia Albiazul, que nunca dejó de apoyar al equipo.
El encuentro comenzó con dos equipos precavidos al ataque y cautelosos en un principio, pero conforme avanzaron los minutos se fueron soltando en el campo y atreviéndose a llegar al frente.
Los ataques de Gallos Blancos con mayor tibieza, sin arriesgar en demasía, mientras que Chivas probaba tiros de media distancia. Uno de ellos, Carlos "Gullit" Peña apenas alcanzó a ser desviado por Tiago Volpi a tiro de esquina.
El peligro se sentía menos en la portería de José Rodríguez, pues las llegadas no eran de tanta profundidad sobre la portería de Chivas.
Un primer tiempo cortado por la gran cantidad de faltas cometidas por ambas eacuadras, aunque en su mayoría por el equipo local, que por momentos se veía dominado por el Rebaño Sagrado.
La segunda mitad comenzó con ambos equipos yendo al frente buscando irse al frente en el marcador, pero ni los disparos de media distancia de Isaac "Conejito" Brizuela podían horadar la meta de Volpi.
Querétaro se quedó con 10 hombres tras la expulsión de Andrés Rentería, por propinarle un cabezazo a Néstor Calderón, cuando el colombiano apenas llevaba unos minutos en el terreno de juego.
Eso no apagó los ánimos de los hinchas que querían ver a su equipo ganar y levantar la Copa en casa. El nerviosismo incluso contagiaba al sonido local que anunciaba un cambio de Gallos Blancos, cuando era de Chivas.
El partido crecía en intensidad y con algo de colmillo de Volpi se iban los minutos, como confiando en su talento para detener penales.
Pese a la inferioridad numérica Gallos Blancos buscaba irse al frente, alentado por su afición, a la que no le importó pasar días a la intemperie con tal de estar presentes en la final.
El partido llegaba a sus minutos finales con intensidad y con dos jugadores en el piso, producto de un choque accidental y un sonido local convertido en dirigente de las porras.
Para cerrar con mayor dramatismo, las asistencias ingresaron al terreno de juego para atender a ambos jugadores.
El encuentro terminó sin goles, y mientras en el terreno de juego se preparaban para los tiros penales, en la tribuna los aficionados se quejaban del arbitraje de Óscar Macías Romo.